La magia del patinaje artístico sobre hielo conectó con más de 55.000 espectadores a lo largo y ancho de la geografía española en un espectáculo, abanderado por Javier Fernández, que crece año a año. Así se vivió en el Coliseum de A Coruña 4 de enero, 2020 Las luces se apagan. Los murmullos cesan. Los últimos espectadores se apresuran a ocupar sus butacas. El blanquecino hielo, en el espacio central del anfiteatro, aguarda. Los focos lo tiñen de azul. Una suave melodía comienza a sonar. Los primeros aplausos del público se unen a la música al tiempo que una figura emerge entre las sombras de la pista. Las cuchillas de sus patines acarician con ternura el hielo. Pronto se le unirán más. Más patinadores, diferentes rugidos del metal en contacto con la helada superficie. Más música, voces en directo, más aplausos y exclamaciones de los espectadores. Luces, colores, emociones, gestos, miradas. Una misma pasión. Un sueño hecho realidad. Revolution on Ice ya está en marcha. Dentro del Coliseum de A Coruña, en la zona sur de la ciudad gallega, ya no se siente el frío, ni los efectos del temporal Fabien que arremete contra el norte peninsular. Pero ni siquiera una cruda borrasca invernal ha frenado al público en su deseo de ver patinar en directo a Javier Fernández y al elenco completo del espectáculo, formado por patinadores internacionales de gran nivel. 10.000 personas abarrotan los asientos del Coliseum, habitual escenario de conciertos, pero no tan acostumbrado a las piruetas y genialidades sobre unas cuchillas de las que está a punto de ser testigo. Es el tercer año de Revolution on Ice. Javier Fernández impulsó este espectáculo, único en España, en el año 2016 con un show único en Madrid. Nunca antes se había visto nada parecido en nuestro país. Música, luces de colores, estrellas del más alto nivel como Evgenia Medvedeva, la pareja canadiense formada por Meagan Duhamel y Eric Radford o los italianos Anna Capellinni y Luca Lanotte, protagonizaron aquella primera exhibición. Dos años más tarde, Revolution on Ice dio un salto cuádruple ampliando el show a una gira con un total de seis espectáculos en cinco ciudades diferentes. Con la participación de grandes talentos musicales en directo, como Diana Navarro, Eva Ruiz, Blas Cantó o Pablo Alborán. El sueño de Javier Fernández siguió creciendo con la llegada del año 2019. Nuevas voces se unieron al espectáculo, como las de Aitana, Edurne o Vanessa Martín, nuevas ciudades acogieron las paradas del tour y nuevas caras se sumaron al elenco, como las de la campeona estadounidense Ashley Wagner o la pareja española de danza Olivia Smart y Adrián Díaz. Pero quizás la gran revolución de la gira de este año fue darle al espectáculo un hilo conductor, una historia central que introdujera a los espectadores en el mundo onírico creado por Javier Fernández y todo el equipo de profesionales que hay detrás, desde Carlos Jean, como director musical, hasta Sandra Bezic y David Wilson, como coreógrafos, pasando por Last Lap, la empresa productora y por todos las personas que ponen su empeño, ilusión y esfuerzo por que Revolution on Ice exista. Pero volvamos al Coliseum de A Coruña y al inicio de la historia. Y todo comienza con un sueño. El sueño de una niña que desea con todas sus fuerzas ser patinadora. Celia Robledo saca a su niña interior y representa ese sueño. Ella es la encargada de abrir el show, pero enseguida se hace a un lado y, con la mirada soñadora, contempla como los patinadores que ya han alcanzado esa meta a la que ella aspira a llegar toman la pista. Suena “Power is power”, interpretada por SZA, The Weeknd y Travis Scott, un poderoso tema incluido en el álbum de la última temporada de Juego de Tronos y cuya primera frase dice “I was born of the ice and snow”. Una voz en off introduce a los patinadores: Javier Raya, Annette Dytrt y Jannick Bonheur, Elladj Baldé, Ashley Wagner, Jeffrey Buttle y Anna Capellinni y Luca Lanotte. Y Javier Fernández. Todos los patinadores han sido recibidos con calurosos aplausos, pero las palmadas se redoblan cuando Javier entra en escena. El patinador más laureado del patinaje sobre hielo español. El artífice de Revolution on Ice. Uno de los grandes responsables de que un deporte tan bello, pero a la vez tan poco extendido en España, haya vivido un crecimiento sin igual a lo largo de la última década. Un número coral, armonizado por “Power ir power” y con la participación de los nueve patinadores, da el pistoletazo de salida a las casi dos horas de show y finaliza con Javier Fernández alzado al aire por sus compañeros de pista y una nueva descarga de vítores por parte de un público entregado desde el primer instante. Es entonces cuando Beatriz Salido comienza a narrar la historia de esa niña soñadora representada por Celia Robledo. La actriz y cantante española encarna a una voz interior que avisa a la pequeña patinadora: “Hay cosas que son complicadas, cosas que son difíciles y cosas que son imposibles. Tienes la cabeza llena de pájaros”. Y como un pájaro surcando los aires, el dúo IceAir formado por David Sánchez y Maxi Sánchez, entra en escena para dejar boquiabierto al público con un número acrobático que no transcurre en el hielo, sino sobre él. Con la canción “Monstruos”, interpretada en directo por Belén Aguilera, los dos acróbatas ejecutan un número en paralelo, sostenidos a varios metros de suelo por la fuerza de sus extremidades y el único apoyo de una tela suspendida del techo de un Coliseum que contiene la respiración mientras ambos hacen gala de sus increíbles habilidades. “Admiro tu entusiasmo. Si deseas seguir soñando, adelante. Pero pronto comprenderás que la aventura no será sencilla. Tendrás que trabajar duro”, le recalca la voz interior a la soñadora patinadora. “Tus pulmones se quedarán sin aire, tus piernas, sin energía. Cada músculo pedirá clemencia. Cada hueso, calma. Cada tendón, reposo. Y no se lo darás. Porque este viaje, no concede treguas”, declama Beatriz Salido mientras Celia danza en la pista, dispuesta a seguir soñando. Y un patinador que sabe lo que es trabajar sin descanso para cumplir sus sueños es Jeffrey Buttle, campeón del mundo en 2008 y medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de 2006. El canadiense, acompañador por un tema muy rítmico, demuestra su elegancia y habilidad para reflejar los acordes de cualquier melodía con sus piruetas y fluidos movimientos. El ritmo no para al terminar su actuación y entra en escena Ashley Wagner, uno de los grandes iconos del patinaje femenino estadounidense. Con un derroche de energía y carisma, la patinadora americana llena la pista dejando el destello de un brillo propio que no requiere de focos para destacar. Cruzando el charco, de vuelta al patinaje español, Javier Raya patina con su característica expresividad y delicadeza el tema “No volveré”, cantando en directo por Blas Cantó. La voz del intérprete murciano y el patinaje de Javier crean una perfecta armonía sobre el hielo del Coliseum, haciendo disfrutar al público con uno de los números más aplaudidos de la noche. Las luces se atenúan y los focos de colores se apagan mientras una canoa cruza la pista de esquina a esquina para sorpresa de los espectadores. En ella viajan Beatriz y Celia, navegando el río que separa los sueños y la realidad en un tramo más dentro de la aventura de ser patinadora que defiende la niña soñadora. “Conquistar sueños es combatir contra el miedo. Será una pelea dura y peligrosa. Larga, ni te imaginas cuanto”, le advierte la voz interior a la pequeña que ya sabe que “no hay éxito sin riesgo”. Y quizá riesgo sea la palabra que mejor casa con los siguientes protagonistas de Revolution on Ice. Annette Dytrt y Jannick Bonheur, una pareja capaz de desafiar a la gravedad y al miedo para crear programas que cautivan e impresionan a cualquier espectador, sea experto o no en el mundo del patinaje artístico. Al ritmo de un tema épico como es “Survivor”, la pareja de patinadores, ambos patinadores profesionales aunque nunca compitieron juntos, causa furor con sus elevados de vértigo y sus acrobacias sobre el hielo, haciendo gala de una perfecta sintonía y una confianza ciega el uno en el otro. Si de peripecias sobre unos patines se trata, hay que ver patinar en directo a Elladj Baldé. Carlos Jean y su “Moving up” le brindan el perfecto acompañamiento musical al patinador canadiense, que es puro espectáculo. No solo porque sea capaz de combinar con mortal hacia atrás con un triple toe como si fuera lo más sencillo del mundo, sino por su talento para encandilar al público con una simple, pero poderosa, mirada y el absoluto dominio de las cuchillas y de la escena que demuestra en cada actuación. Las pulsaciones en los corazones del público siguen aceleradas. Y la noche no ha hecho más que comenzar. Anna Capellinni y Luca Lanotte saltan a la pista y el tema “De tus ojos”, de Vanessa Martín, empieza a sonar. La camaleónica pareja de danza se entrega a la canción con pasión, creando un baile de pasos rápidos y marcados movimientos, pero con un perfecto control de cada uno de los gestos. Y es que la danza, aunque no tenga saltos, es una de las disciplinas más espectaculares del patinaje, tan llena de expresividad, de magia, de conexión y de arte. De la emoción, a la risa. Dos patinadores ataviados con tutús blancos irrumpen en la pista. Son Vladimir Besedin y Aleksei Polischuk, un dúo de patinadores rusos que saben combinar en la perfecta armonía el humor y la genialidad sobre unos patines, creando una actuación que tan pronto deja al espectador boquiabierto por la espectacularidad de sus acrobacias, como le provoca una incontenible carcajada. “Sonríe, porque amas lo que haces. Cada día que no disfrutes, tus sueños estarán un poquito más lejos”. Eso le había susurrado la voz interior a Celia justo antes de que los cómicos rusos tomaran el protagonismo. Y si hay alguien que siempre ha sabido mostrar lo mucho que disfrutaba con el patinaje es Javier Fernández, el encargado de ponerle el broche a la primera mitad del show con “Black Betty”, el tema de su programa corto en la temporada 2014-2015 en la que conquistó su primer título de campeón del mundo. Carlos Jean y Juni Ramone son los encargados de versionar la roquera canción de Ram Jam mientras Javi, derrochando energía, consigue meterse al público en el bolsillo desde el primer paso de una cañera actuación al compás de las palmadas de los espectadores. Es el punto y seguido perfecto para un espectáculo que llega entonces al intermedio. La Zamboni de Revolution on Ice ocupa ahora la pista para dejar el hielo perfecto para la segunda mitad del show y los espectadores aprovechan la pausa para comentar las actuaciones que han presenciado durante la primera parte. Pero lo mejor siempre está por llegar. La historia continúa con una valiosa recomendación de la voz interior personificada en Beatriz Salido: no darse nunca por vencido. “Cada error es una lección. Fracasa siempre, no importa. Prueba otra vez. Inténtalo de nuevo. Fracasa mejor. Aprende de tus errores como un niño que aprende a caminar”. Juan Ureña toma entonces la batuta del show. Pese a ser el benjamín del espectáculo, no muestra ni un atisbo de duda mientras, al ritmo de la conocida melodía del videojuego SuperMario, se desliza con gracia y simpatía por el corazón helado de un coliseo lleno hasta la bandera. El joven patinador se gana al público desde el primer movimiento, saltando por la pista como el mismísimo Mario. Tras él, retorna a la pista Javi Raya para interpretar “Promises”, de Calvin Harris. Con un traje a juego con su exquisita elegancia, el patinador madrileño vuelve a regalar a la grada un número que hipnotiza desde el primer gesto al compás de un rítmico tema que incita a seguir el compás desde los asientos. La atmósfera en el Coliseum se llena de dulzura con la entrada en escena de Ashley Wagner. Suena “I am here”, de P!nk y la patinadora estadounidense vuelve a abrir su corazón al público con una deslumbrante actuación que desborda contagiosa alegría. La voz de Blas Cantó inunda una vez más el anfiteatro gallego con el eléctrico tema “In your bed”. Sentada a su vera, Olivia Smart. En el centro de la pista, su pareja de danza, Adrián Díaz. No hace ni una semana que se han proclamado campeones de España en San Sebastián y se han unido al elenco de Revolution on Ice para la recta final de la gira. Su número desborda química, cautivan al público con increíbles elevados y consiguen subir un poco más la temperatura de un teatro al que ni el hielo de la pista, ni el temporal que azota en el exterior consiguen enfriar. Mantener el listón de emoción, diversión y sorpresa no resulta siempre sencillo. Pero en Revolution on Ice el ritmo nunca decae. Elladj Baldé retorna a la pista para ofrecer un nuevo recital de maestría sobre los patines con una potente actuación en sincronía con “Uptown Funk”. El canadiense canta la letra mientras su cuerpo la refleja en cada movimiento. El público se vuelca con él y él con el público. Elladj Baldé nunca defrauda, siempre disfruta y hace disfrutar. De la diversión pasamos a la emoción más pura con uno de los más bellos ejercicios de la noche. Jeffrey Buttle consigue llegar al corazón bajo los dulces acordes de “Both sides now”, de Joni Mitchell, en un programa que ya estrenó en 2012 en el show “Artistry on Ice”. El público se contagia de la emoción y las linternas de los móviles se empiezan a encender en varios puntos del coliseo. Pronto se multiplican, creando un fondo estrellado. Y de una emoción a un sentimiento. El de la confianza. “Solo tú eres el principio y el final. Confía en ti misma. Puedes dudar de todo, menos de ti”. Bajo una cálida luz, Celia vuelve a la pista. Su mirada parece recorrer el escenario en busca del último impulso para alcanzar su sueño. Un último paso en el que no estará sola. Mientras Belén Aguilera interpreta “Muere”, Celia entrega los pájaros de su cabeza, en forma de diadema, a Beatriz Salido. Han volado. Anna Capellinni y Ashley Wagner acompañan a Celia, le tienden la mano y la ayudan a volar a ella también. Su sueño, ya es realidad. Los protagonistas masculinos del show se unen a las tres patinadoras en un número coral que acabará dejando en el centro de la pista a Celia y a Javi Fernández. Suena “Señorita”, un tema cantando a dúo por Camilla Camello y Shawn Mendes, y ambos patinadores descubren una apasionada danza. Javi se destapa como una interesante pareja de danza, una faceta a la que no nos tiene acostumbrados. Pero no es el único que brilla. Celia, que acumula experiencia como patinadora individual y de danza, enamora con su sonrisa, consiguiendo que la actuación sea una de las más impresionantes y ovacionadas. El “Jaque al rey” de Belén Aguilera acompaña a Annette Dytrt y Jannick Bonheur en una nueva demostración de intrepidez, rozando el cielo con sus elevados al mismo tiempo que acarician también la sensibilidad con la emoción de la melodía. Las acrobacias no cesan tras su actuación y el dúo IceAir vuelve a dejar admirados a los espectadores con un nuevo número, esta vez en pareja. Haciendo gala de potencia muscular, de habilidad y de ausencia de miedo a las alturas, David y Maxi crean una coreografía aérea que despierta algún que otro suspiro de impresión en la grada y una unánime aclamación al final. El reloj advierte al entregado público de que el espectáculo está entrando en su recta final. Pero todavía quedan momentos mágicos por vivir. Uno de ellos lo protagonizan Anna Capellinni y Luca Lanotte con su historia de amor entre Pierrot y la Luna, armonizada por el “Claro de Luna” de Debussy. Su lírica y fluida danza muestra su lado más tierno y su interpretación llega al público, conmoviendo y creando una sensación de calidez en los corazones. Beatriz Salido vuelve a poner voz al mundo onírico y nos invita a todos a pelear por aquello que más deseamos, aunque nos parezca algo difícil de lograr: “No dejéis nunca, nunca, nunca de disfrutar. Si lo hacéis, veréis como vuestros sueños no son tan imposibles como parecían y los pájaros que tenemos en nuestras cabezas pueden ser una realidad”. Es el momento de la última actuación. Javi Fernández cierra el espectáculo con un emotivo programa con la canción “Abril”, de Vanessa Martín. Poniéndole sentimiento a cada paso, el patinador español vuelve a demostrar que es capaz de patinar con la misma entrega y de llegar al público tanto con un tema rítmico, como con una balada. Terminada la última nota, Javi toma aliento y el micrófono para dirigirse al público y dar las gracias: “Por hacer realidad nuestro sueño, vuestro sueño”. Y es que Revolution on Ice no es solo el sueño de Javier Fernández, es también el de todos aquellos que un día soñamos con ver a nuestros patinadores favoritos en directo, de disfrutar con una exhibición de este calibre, y no teníamos la opción de viajar a otros rincones de la geografía mundial como Canadá, Rusia o Japón, donde son una alternativa de ocio más habitual. Así que el agradecimiento es mutuo, por traernos a España el mundo del patinaje y a sus grandes estrellas y fusionarlo con la música en directo de voces importantes del panorama español para crear auténtica magia sobre el hielo. Andrea Fernández (@AndreaF1992)
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Irina Ríos fue una de las protagonistas de la exhibición de patinaje artístico que acogió la pista de hielo de Gijón la mañana de Nochevieja. Esta patinadora gijonesa de 14 años demostró su talento y también que hay sueños que, por difíciles que parezcan, se pueden lograr a base de esfuerzo, empeño e ilusión. 3 de enero, 2020 Son las diez en punto de la mañana del primer viernes del año 2020. La pista de hielo de Gijón, ubicada en el Parque del Tren de la Libertad, acaba de abrir sus puertas. En apenas unos minutos, los aficionados más madrugadores estarán deslizándose sobre el hielo. Pero la primera en llegar a la pista ha sido Irina Ríos. Podría decirse que está en su hábitat natural. Cuando la ves moverse con absoluta fluidez y control sobre las cuchillas, hasta parece sencillo patinar sobre el hielo. Pero no lo es. Requiere práctica, esfuerzo, entrenamiento dentro y fuera del hielo. Y, lo más importante, medios. Irina descubrió el patinaje sobre hielo a una edad muy temprana: “Con tres años, en la pista de hielo que había antes en La Laboral”, explica esta joven gijonesa. “Desde entonces me fui aficionando, me compré mis primeros patines y seguí practicando”. La ausencia de una pista de hielo permanente en Gijón y en toda la provincia asturiana no echó para atrás la ilusión de Irina de ser patinadora. “Fuimos muchos años a Vitoria, que tiene una pista fantástica”, relata su padre, que la acompaña en su sesión de entrenamiento en la pista gijonesa. El patinaje sobre hielo es una disciplina con una larga trayectoria a nivel mundial, pero en España ha tardado en desarrollarse. Y su gran explosión ha llegado en la última década gracias a los éxitos de Javier Fernández. Ciudades como Madrid, Barcelona, Jaca, Granada o San Sebastián cuentan con instalaciones, clubes y entrenadores profesionales para la práctica de este deporte, pero a Asturias no ha llegado aún. Sin embargo, Irina no se ha rendido nunca en la persecución de su sueño. “Desde que hace cinco años empezaron a poner la pista de hielo en Gijón cada Navidad puedo venir a patinar más a menudo”. Durante la temporada navideña, Irina tiene la ocasión de acudir a la pista a diario, un entrenamiento que complementa con visitas esporádicas a Madrid y la participación en campus de patinaje, como el que imparte cada verano Javier Fernández en Granada y al que ha asistido la propia Irina. “Suelo bajar a Madrid un fin de semana sí y otro no, en los puentes y durante las vacaciones”. Allí entrena en el Valdemoro Ice Team, un club que le ha brindado la oportunidad de potenciar todo su talento y desarrollar las habilidades técnicas del patinaje. Entre el equipo de profesionales que la acompañan en sus entrenamientos están dos figuras destacadas del patinaje español como son Laura Fernández y Celia Robledo. Precisamente con Celia compartió pista el pasado martes 31 de diciembre, durante la ya tradicional exhibición de patinaje que acoge la pista de Gijón cada Nochevieja. Irina realizó un precioso número acompasado por la canción “Prometo”, de Pablo Alborán, en la que hizo gala de todo su talento. Saltos, incluyendo un Axel, piruetas de todas las clases, con cambio de pie y diferentes variaciones, y un sinfín de movimientos que encandilaron al público. Esas mismas habilidades son las que demuestra cada día sobre el hielo de la pista gijonesa, con la dificultad añadida de realizarlas entre los numerosos aficionados al patinaje que cada jornada se dan cita allí. Ésta es solo su segunda temporada formando parte del Valdemoro Ice Team, pero su afán de superación y la pasión por el patinaje la han llevado incluso a participar en alguna competición. “El año pasado ya competí, pero fue a nivel regional solo”, explica Irina. La joven participó en la Liga Madrileña de Patinaje Artístico, en la categoría cadete, destacando su tercer puesto en el Open de Valdemoro. Con la dedicación y la ilusión que le pone en cada sesión sobre el hielo, quizá no tardemos en ver a Irina Ríos compitiendo a un nivel superior. Tal vez dentro de unos años haya una patinadora asturiana representando a España internacionalmente. Quizá incluso exista una pista de hielo fija en Asturias para entonces. Lo que es seguro es que Irina seguirá disfrutando del patinaje y haciendo disfrutar a quiénes la vean en acción, demostrando que los sueños se pueden cumplir, por muy lejanos que un día pudieran parecer. Fotos y texto: Andrea Fernández (@AndreaF1992) Entrevista a Sara Hurtado y Kirill Khaliavin: “Patinar un programa del que puedas estar orgulloso supone una recompensa. A veces sentirte bien con tu patinaje es un premio mayor que conseguir una medalla”. 21 de diciembre, 2019 Sara Hurtado y Kirill Khaliavin compitieron este pasado fin de semana en su cuarto Campeonato de España como equipo y se llevaron la medalla de plata de San Sebastián, la segunda que logran en los nacionales tras el subcampeonato de 2017. Pero antes de que empezara la competición, la pareja española se sentó a charlar con Kiss & Cry, compartiendo, durante casi una hora, su pasión por el patinaje, su experiencia, sus metas y sus sueños. La conversación transcurre en una divertida combinación de inglés y español. Sara ejerce de traductora cuando es necesario y Kirill se maneja en inglés, aunque reconoce que cada vez comprende mejor el español y hasta se anima con algunas palabras. El Palacio de Hielo Txuri-Urdin, situado justo enfrente del estadio de la Real Sociedad, está a punto para el inicio del Campeonato de España. Es jueves por la tarde. Varios patinadores de la categoría junior masculina realizan sobre el hielo el entrenamiento. Hace frío, pero ellos no lo sienten. La actividad se puede seguir desde la cafetería de la pista, donde no se percibe la baja temperatura, pero sí se pueden sentir los rugidos de las cuchillas y la música. Sara Hurtado y Kirill Khaliavin ya han completado su entrenamiento y han tenido la primera toma de contacto con la pista en la que desplegarán sus programas durante la competición. Cuando les ves danzar en las grandes pruebas a través de la televisión, percibes la conexión que hay entre ambos, disfrutas con la suavidad de su deslizamiento sobre el hielo, sonríes con la dulzura de su “Hello, Dolly” en la Danza Rítmica y sientes como algo se mueve en tu interior con su interpretación flamenca en la Danza Libre. Sin embargo, no es hasta que los tienes sentados frente a ti, conversando con total naturalidad, que descubres el gran grado de complicidad. Parece que les basta una mirada para entenderse y saber lo que está pensando el otro. Hasta se completan las frases. Y, según va avanzando la conversación, entiendes el porqué de ese vínculo. Sara es todo ilusión y corazón. Responde a cada pregunta con convicción, con el brillo en la mirada propio de quien ama lo que hace. Kirill es más reflexivo, más calmado, pero cuando habla deja traslucir también toda su pasión por aquello a lo que se está refiriendo. Sea la danza o la última novela que le ha conmovido. Y los dos demuestran, dentro y fuera del hielo, que la motivación por ser mejores cada día y por conseguir cada una de sus metas es el mejor motor para seguir cosechando éxitos. Y es entonces cuándo comprendes el secreto de una de las disciplinas más bonitas del patinaje, que es la danza. Y es que parejas técnicamente buenas, hay muchas, como también hay duetos que interpretan las melodías a las mil maravillas. Pero lo difícil es crear una perfecta comunión entre ambas, llegar hasta el alma con la historia que estás narrando sobre el hielo hasta el punto de quedarte al borde las lágrimas, hacerle creer a alguien que observa el programa desde el otro lado de la pista que la magia (del patinaje) existe. Y eso es lo que logran Sara Hurtado y Kirill Khaliavin. Una pregunta “fácil” para comenzar. ¿Está viviendo la danza sobre hielo española su mejor momento? Sara: Pues espero que no, espero que viva muchos momentos mejores. Sí es cierto que a este nivel no ha estado antes, pero espero que solo sea para ir cada vez a mejor. Kirill: Si hablamos del período de tiempo, sí. Pero si nos referimos al estado de la danza sobre hielo en España, es diferente porque no hay tantas parejas patinando aquí. Sara: Patinando en España, claro. Estamos todos fuera. Eso sí que es verdad. En lo relativo al nivel de parejas que hay, es muy bueno. Kirill: Las parejas españolas de danza son muy buenas. En cuanto al nivel de la danza española, es un poco diferente. Sara: Todavía es pequeño. Pero va creciendo. Este año, de hecho, ha habido un total de siete parejas de danza compitiendo en el Campeonato de España, en cuatro categorías diferentes. Sara: ¿Siete parejas? Es increíble. Kirill: En los últimos cuatro años apenas éramos… Sara: Solamente tres o cuatro parejas, sí. ¿Es una señal de que los éxitos que estáis logrando en la categoría senior empiezan a tener su efecto aquí en España? Sara: Comienzan a servir de referente para el resto de patinadores que empiezan como individuales y prueban esa disciplina y ven que hay algo más allá de los saltos. Y lo prueban, les gusta y quieren seguir. Pero, como decía Kirill, lo suyo sería que hubiese más entrenadores y más condiciones para favorecer el crecimiento de esta disciplina. Sara, tú tuviste que pelear en su día para que la danza tuviera su hueco en España. ¿Qué sientes al ver que ahora tiene continuidad? Sara: Alucino. Y me hace muy feliz ver que no empieza y acaba solo en una pareja, que hay seguimiento y que no va a ser el fin de la historia. Y en el fondo es por lo que empezamos todo. Empiezas con ilusión, pero si esa ilusión puede continuar y se puede contagiar a otras personas, mejor. ¿Qué supone para vosotros venir al Campeonato de España tras haber sumado otra medalla en una prueba de Grand Prix? Sara: Una competición más en la que seguir mejorando y dar lo mejor de nosotros mismos. En el fondo nos tomamos cada competición como algo independiente. Empiezas la temporada, llegas a la primera competición, aprendes y vas a la siguiente. De cada competición sacas algo, pero afrontas la siguiente como una nueva. ¿Subirse al podio de una competición con un nivel tan alto como es el Grand Prix es una justa recompensa a todo el trabajo que hacéis antes, durante y después de cada competición? Kirill: Cada medalla, cada podio, cada posición que logras, cada mejor nota de la temporada, cada récord personal supone una recompensa al trabajo que hacemos. No solo el hecho de ganar una medalla. A veces, incluso, simplemente el hecho de patinar un programa del que puedas estar orgulloso supone una recompensa. A veces es un premio mejor… Sara: Sentirte bien con tu patinaje que conseguir una medalla. Cada medalla tiene, además, un premio económico. ¿Es algo simbólico o realmente os ayuda? Sara: Ayuda muchísimo. Comparado con otros deportes, es algo bastante ridículo en cuanto a cantidad. Sin embargo, para nosotros cada premio cuenta y cada premio suma. Todavía dependiendo de las becas y de ese tipo de apoyo extraordinario que nunca sabes si lo vas a tener 100% o no, pues conseguir este tipo de premios internacionalmente sí que ayuda y se nota. Esta temporada habéis firmado vuestras mejores marcas personales en el Nepela Memorial y el Ice Star de Minsk. Pero, a nivel de sensaciones, ¿cuál creéis que ha sido vuestra mejor actuación? Kirill: La última… Sara: Rusia, sí. Claro. Empiezas la temporada y vas a la primera competición sin ninguna expectativa, pruebas el programa a ver cómo te sientes. Y de ahí ya ves todo lo que tienes que adaptar, cambiar, mejorar, etcétera. Le das otra vuelta. Y la segunda competición es como para reafirmar lo que ha ido bien o lo que ha ido mal. Y ahí vas mejorando. Y en Moscú ya nos sentimos mucho más sólidos y es lo que buscas para llegar al Europeo y al Mundial fino. Cuando comienza la competición, la gente ve solamente el resultado final de un sinfín de horas de trabajo y de muchos meses desarrollando cada programa, pero, ¿cómo empieza el proceso de creación? Sara: (Suspira). Comienza en tu cabeza cuando estás escuchando una música y te toca algo por dentro. Empieza todo en la cabeza. De repente escuchas algo que te despierta una emoción y dices “uy, quiero patinar esto”. Porque quieres contar una historia o quieres hacer sentir algo a otra persona o incluso sentirlo tú mismo y compartirlo con el resto. De ahí ves si es la temporada adecuada para hacerlo, si has hecho anteriormente algo parecido o no, que te hayas sentido bien en ese estilo o no. Luego solemos buscar si queremos trabajar con algún coreógrafo, le presentamos la idea, cuadramos calendarios. Luego sale la normativa nueva con todas las normas, que eso es lo más complicado: encontrar el equilibro perfecto entre creatividad y elementos técnicos. El nivel técnico y el creativo. Hay muchas veces que no es muy productivo poner mucha prioridad en uno porque el otro se ve dañado. Ése equilibrio, para conseguir programas potentes, es lo que necesitas. Y es muy difícil. Parece fácil, pero es verdaderamente complicado. ¿Tenéis algún tipo de manual de instrucciones que os diga qué elementos se pueden incorporar, cuáles están prohibidos, qué requisitos tiene cada uno? Sara: Hay un enorme manual en la ISU con cada requisito, cada nivel. Te lo explica todo: la musicalidad de elemento tiene que ser tal, en el elevado hay que mantener la posición durante tres segundos,… Está todo diseñado y así sabes que todo el mundo se guía por el mismo “manual”. Entre esos requisitos está la duración máxima permitida de un elevado y excederse en ella implica un punto de penalización. ¿Contáis los segundos que dura cada uno durante un programa? Sara: (Señala a Kirill). Él cuenta “mississippis”. Tienes que contar exactamente tres segundos en la posición y en total siete. Desde que yo separo la cuchilla del hielo y hasta que la vuelvo a poner. Y es una mano humana la que lo cuenta. Hay un poquito de margen, pero muy poco. Tienes que estar contando. Y las vueltas. Y todo. Y Kirill va contando. Es una calculadora humana. ¿Cómo surgió la inspiración para vuestros dos programas de competición de esta temporada? Sara: En la danza rítmica fue el propio ritmo. Comenzamos a buscar musicales y a ver qué encontrábamos que encajara mejor en nuestro estilo. Y vimos que esta (Hello, Dolly) era muy alegre, muy jovial y bonita. Veníamos además de un tango que era como más dramático, nos apetecía hacer algo diferente para el programa corto y pensamos que era un buen ritmo que elegir. Y para el programa largo empezamos con otra idea diferente. Queríamos hacer un tributo a Almodóvar con una de las canciones que tiene Miguel Poveda. Pero en el hielo no sonaba bien. Además teníamos que editarla porque necesitábamos un bit audible. En danza nos obligan a que haya un ritmo detrás de la música, no puedes elegir una música que es solo melodía. Ésa era solo melodía, la teníamos que editar, al editarla perdía lo bonito, sonaba como muy orquestada. Entonces empecé a buscar cosas para mezclarla y encontré la de Dorantes y tiramos por otra idea completamente diferente que sí que hizo “click”. De repente hace “click”. Tienes un objetivo, pero acabas en otro porque te lleva. Lo vas probando, lo escuchas en el hielo, pruebas elementos a ese ritmo y ves si es patinable o no. Hay canciones muy bonitas, pero no son patinables. Y luego lo compartimos todo con Antonio (Najarro). Porque ya desde el principio, con la idea del programa de Almodóvar, queríamos que Antonio lo hiciera. Queríamos algo español, pero no súper típico. Algo como coreografía contemporánea, diferente, mucho más moderno. Y a Antonio le gustó mucho la idea e hizo también el proceso de la música con nosotros. Yo le iba mandando versiones. Versión número 300, “ay, esta me gusta”. Es un trabajo en equipo y es muy bonito porque es cuando tu mente está fuera de la presión. Sí tienes esa presión de que quieres el programa maravilloso pero no tienes que ejecutarlo mañana, entonces tienes esa libertad para dejarte ir y ver qué es lo que el cuerpo te pide y explorar. ¿Y cómo ha sido trabajar con todo un maestro como Antonio Najarro? Sara: Que te cuente Kirill. Kirill: Genial. Sara: Es realmente inspirador. La forma en que escucha la música… Kirill: La cuestión es cómo trabaja. Trabaja muy bien. Sara: ¿Quieres saber por qué él piensa que es tan bueno? Kirill: Pienso que Antonio tiene dos cualidades que le hacen ser quien es: talento y una dilatada experiencia profesional. La cantidad de trabajo que ha realizado. Es como jugar al tenis, que estás repitiendo el mismo movimiento un millón de veces para sacar todo el talento. Lo mismo sucede con Antonio, con la danza. A través de la pasión, y de todo el talento que él tiene, empiezas a ser él. Sara: Saca lo mejor de ti. Él es tan bueno que te contagias de toda su energía. El flamenco y el patinaje han unido sus caminos desde hace mucho tiempo. ¿Por qué creéis que es un estilo que cala tanto en el hielo? Sara: Creo que es el flamenco en general, no solo ocurre en el patinaje. Pienso que tiene algo muy especial que hace a la gente disfrutar. Kirill: En cualquier tipo de danza hay muchas interpretaciones flamencas. Una buena danza debe ser buena, el buen flamenco debe ser bueno. Es muy emocional y, si está bien hecho, va a quedar muy bien. Igual que un buen blues será bueno, o un buen vals. Sara: Pero como danza tradicional, no hay muchos tipos de danza que se patinen con tanta frecuencia. Kirill: Quizá es porque tiene un aire muy serio. Por ejemplo, creo que para hacer un programa con música irlandesa realmente lo tienes que patinar muy bien. En toda mi vida, solamente recuerdo un par de actuaciones irlandesas potentes: la de Jason Brown y la de Sinead Kerr y John Kerr. No recuerdo ninguna más ahora mismo. Pero la danza irlandesa es más alegre y en cambio el flamenco es más serio, más… Sara: ¿Maduro, quizás? Kirill: Sí. Cuando estuvimos en el concierto de Sara Baras, al final ella le pidió a los músicos que se acercaran e hicieran algo improvisado con la música. Y lo hicieron muy bien pese a no ser bailares profesionales. Es algo que haces desde el corazón. Es pasión, una gran pasión, y luego le unes la técnica. No es fácil. Cuando los espectadores seguimos las grandes competiciones a través de la televisión tenemos un marcador, una guía, que nos va informando a cada paso de los niveles que lográis en cada elemento y de la evolución de las puntuaciones. ¿Cómo medís vosotros en tiempo real si el programa está saliendo como queréis? Kirill: Puedes predecirlo, pero nunca lo puedes saber con certeza. A lo mejor en tu cabeza tienes una idea aproximada, pero es imposible conocer la puntuación total en el apartado técnico, si todas las vueltas están correctas, si todos los pasos de las secuencias de pasos están perfectas. En tu cabeza tienes todos los puntos, pero siempre dependerá de lo bien que lo hagas y de lo preciso que te hayan visto hacerlo. Evidentemente, las sensaciones las tienes. ¿Habláis durante el programa? Sara: A veces, sí. Si vamos muy rápido, o vamos muy lento. A veces sí que hablamos. Las sensaciones de los seis minutos de calentamiento, ¿hasta qué punto son determinantes para el programa? Sara: Determinantes diría yo que no, pero sí que ayudan. En Bratislava, durante el calentamiento, nos chocamos con la pareja finlandesa. Yo le clavé la cuchilla al pobre chaval en la espalda. Fue tremendo. Un calentamiento de esos que dices “¡socorro!” porque de repente te entra el miedo de que te has chocado con alguien muy muy fuerte. Yo me torcí el dedo gordo y ni me di cuenta porque tienes tal estado de adrenalina que ni sientes, ni padeces. Entonces ese warm-up es más para entrar en calor, para sentir el hielo y meter tu cuerpo en situación. Pero nunca sabes lo que puede pasar. Sara, has tenido la oportunidad de trabajar en dos de las escuelas de danza más prestigiosas: la de Marie-France Dubreuil y su equipo en Montreal y ahora con Alexander Zhulin en Moscú. ¿Qué diferencias hay entre una escuela y otra? Sara: Técnicamente sí que hay diferencias, porque la técnica rusa es distinta. Pero también es difícil de comparar porque mi equipo es diferente y las necesidades que tenemos Kirill y yo son muy diferentes a las que teníamos Adri y yo. El buen entrenador es el que sabe sacar lo mejor de cualquier pareja. Venga de donde venga. Y Sasha ha tenido esa visión de juntarnos a dos personas de mundos completamente diferentes y saber ponernos en el mismo camino y en la misma dirección. Las diferencias más claras son las relativas a las técnicas, pero en el fondo el trabajo en sí, una vez que ya estás ahí arriba, es el mismo. Hay veces que la gente me pregunta “¿y los entrenadores en Rusia no son muy duros?” y yo pensando “pues igual de duros que eran en Canadá”. Si quieres ser el mejor del mundo, un entrenador suavecito no lo va a sacar. ¿Se lleva mejor el frío de Moscú o el de Montreal? El de Moscú, porque vuelvo más a menudo a casa. Es que el frío… Ya llega un punto en el que, cuando bajas de los -10 grados, ya es un frío terrorífico y ya es que te da igual. Lo que echo de menos es la luz. En Moscú, además, como no tengo esa gran diferencia horaria, hablo con mis padres más, por Skype o por lo que sea, y no me siento tan lejos como cuando estaba en Canadá, que tenía que hacer un horario para poder hablar con ellos. Ellos se quedaban hasta las tantas despiertos y yo me despertaba pronto o llegaba pronto a casa y era un lío grande. Sé que os gusta soñar en grande. ¿Soñáis con un podio europeo? Sara: Sí. Kirill: Sueño con que cuando vayamos al Campeonato de Europa hagamos una actuación tan tan buena que nos merezcamos el podio. Con eso sueño. Sara: Yo también. Kirill: Que los jueces no tengan ninguna duda de que tenemos que estar en el podio. Restan todavía dos años para los Juegos Olímpicos de Pekín pero, ¿es vuestra meta repetir experiencia olímpica? Sara: Sí, por supuesto. Pero ahora mismo está lejos. Quedan dos años y son dos años muy intensos. Por supuesto, la meta olímpica está ahí. No tengo ninguna duda sobre ello. Pero es mejor enfocar la mirada solamente en lo está justo delante de ti. En la danza sobre hielo sí resulta común ver a equipos que viven tres o más Juegos Olímpicos, pero en las categorías individuales es más complicado. ¿Por qué tiene esa longevidad la danza? Sara: Porque el cuerpo aguanta más. La danza tiene menos impacto. No necesitas tanta potencia como en el patinaje individual, que tienes que saltar y para conseguir hacer un cuádruple te tienes que caer tropecientas veces y eso el cuerpo lo nota. Lo nota muchísimo. Nuestro cuerpo también sufre, pero de otra manera, es más de sobrecargas o de roturas de fibras, las rodillas se resienten, la zona de las lumbares. Es otro tipo de machaque al que sometemos al cuerpo, pero toquemos madera con que nos permita llegar más lejos. ¿También influye el hecho de que en la danza, habitualmente, cuanto mayor es la experiencia, mejores suelen ser las parejas? Sara: En la danza sobre hielo tienes que ser súper consistente, crearte un nombre y eso requiere muchos años. Además tienes que generar una complicidad entre dos personas. Por lo tanto, cuantos más años lleves patinando con una misma pareja, mejor. Además del físico, también hay un desgaste a nivel mental. ¿Cuál es vuestra motivación para seguir trabajando cada día con la misma ilusión? Kirill: La motivación es la misma en ambas facetas, la física y la mental. Queremos ser mejores. Sabemos que podemos ser mejores. Trabajamos para ser mejores. Puede parecer difícil, pero cuando eres un deportista a tiempo completo sabes que eres posibilidades, eres el nivel al que puedes llegar, así que cada día intentas estar un poco más cerca de ese nivel. Sara: Intentamos ser la mejor versión de nosotros. Kirill: De esta forma, el día de mañana, cuando te hayas retirado de la competición, podrás echar la vista atrás y ver tus últimas competiciones y decir que era exactamente lo que querías ser desde que eras un niño, un adolescente, un adulto de 30 años. Y decir que seguiste el camino correcto para conseguirlo. El patinaje español ha crecido mucho, y lo sigue haciendo. Y en ese desarrollo tiene mucho que ver Javier Fernández. ¿Cómo se vive el primer año oficial sin él en la competición? Sara: Se le echa de menos. Es que lo que ha hecho Javi es indescriptible. Y vas a las competiciones internacionales, vas a la Rostelecom Cup y estás como esperando a que la gente venga a ver a Javi. Ves banderas españolas en la grada y, hasta hace muy poco, eran porque la mayoría de la gente venía a ver Javi. Ahora esas banderas se siguen manteniendo ahí y es porque vienen a vernos a nosotros. Es una responsabilidad enorme y también un orgullo el poder continuar ese legado que nos ha dejado Javi con sus éxitos. Aunque Javi se haya retirado, sigue haciendo disfrutar al público con su show Revolution on Ice. Vosotros lo habéis vivido desde dentro. ¿Qué supone para el patinaje español tener un espectáculo así? Sara: Un antes y un después. Para mí, estar en Madrid un 29 de diciembre, en un Vistalegre lleno hasta la bandera, pero lleno lleno que ahí no cabía ni un alfiler, hacer el opening y ver a la gente de pie, se me ponía la piel de gallina. Hacías cualquier movimiento y la gente se volcaba a aplaudir. De repente se hacía el silencio y entraba Javi y se quedaba en el centro de la pista. Bono de U2. Tal cual. Yo aluciné y pensé: “Esto es la revolución”. Tener Vistalegre petadísimo, con toda esta gente que ha movido Revolution, que ha llegado ahí a ver un espectáculo y que se está dejando la voz, ya desde el principio. Porque hay veces en que notas como un show al principio está más frío y luego va cogiendo ritmo porque lo que ven les está gustando. Y aquí ya desde el primer instante la gente venía predispuesta a pasárselo bien y a disfrutar. Entonces Revolution on Ice enseña una faceta del patinaje que también es muy potente que es la del show. No es solo deporte, no es solo competición, no son solo medallas. Es entretenimiento, es arte, es una pasada. La persona tras del patinador Queremos conocer un poco más los gustos de Sara y Kirill, para saber qué hay detrás de los patinadores, de los deportistas. Así que iniciamos una ronda de preguntas rápidas: Kirill, ¿cuál es tu comida española favorita? Kirill: Gazpacho, probablemente… No, rabo de toro. Ése es mi plato favorito. Sara: Pero lo ha probado todo y le gusta todo. Sara, ¿y el plato ruso que más te ha gustado? Sara: Khinkali, pero no es exactamente ruso, es del Cáucaso. Kirill: Pero en Siberia hay un plato parecido. Sara: Es como un ravioli que rellenan con carne o verdura, como si rellenaras un ravioli con cocido. Y lo comes con las manos y es como sopa y es calentito y está súper bueno. ¿Y el alimento que más añoras cuando estás en Moscú? Sara: Los melocotones. Se pueden comprar allí, los encuentro. Pero no saben igual. La fruta, cómo huele aquí, el tamaño que tienen, el sabor, el zumo de la fruta… Cuando muerdes un melocotón y es todo zumo, eso lo echo de menos. ¿Cuál es vuestro elemento favorito de la danza? Sara: ¡¡Twizzles!! (risas). ¿Y el tuyo, Kirill? Kirill: También. Es divertido. Sara: A él le gustan muchísimo. Yo lo digo de broma porque a veces se me cruzan un poco. Pero a él le gustan de verdad. ¿Y el elemento que más dolores de cabeza os da? Sara: En general, no hay ninguno especialmente. Bueno, los twizzles. Es una relación de amor-odio con ellos. Cada elemento tiene sus dificultades, quizá los más complicados sean los patrones de la danza rítmica. Cada año son nuevos, a veces los keypoints son un pelín exagerados de ejecutar. Hay veces que las hacen más complicadas por los puntos clave que tenemos que ejecutar para conseguir el nivel. ¿Cuál es el ritmo más divertido que habéis patinado? Kirill: Me gusta el de este año. Sara: A mí también, es verdad. Kirill: Cuando lo patinamos, realmente lo disfruto. ¿Una canción que siempre hayáis querido patinar? Sara: ¡Tengo una playlist entera! ¿Una sola? Es que no puedo elegir. Tengo muchas. Así en frío… Kirill: Muchísimas… Sara: Te podría decir por artistas, pero ya hemos patinado Rosalía, que la adoro, ya hemos patinado El Quijote, que me parece uno de los ballets más bonitos que hay. Lo que he patinado ya me gusta mucho, pero no hay suficientes años para la lista de canciones que tengo. Una en particular, no sé escoger. Será la Danza Libre del año que viene. ¿Alguna manía o ritual pre-competición? Kirill: Un buen calentamiento. Sara: Sí, calentar bien, asegurarse de que todo está en su lugar y listo. ¿Un libro que os haya marcado? Sara: Me gustó mucho Open, de André Agassi. Y hace muy poco me acabé la primera parte de La Muerte del Comendador, de Murakami, que pensaba “tengo que llegar ya a Madrid y comprarme la segunda” porque me ha gustado muchísimo. Depende del momento también, porque creo que cada libro tiene su momento. Hay algunos que los lees y no sientes nada, pero los vuelves a leer dos años después y dices “¡Ostras! Esto significada esto y yo no lo estaba entendiendo”. También me gustó mucho Patria, es una novela brutal. Y él también lee muchísimo… Kirill: Realmente me gustan los libros clásicos. Hace un par de meses terminé Por quién doblan las campanas, de Hemingway. Lo más curioso es que lo escogí casi por casualidad. Habla acerca de la Guerra Civil en España, antes de la Segunda Guerra Mundial. El personaje principal es un guerrillero americano, a las órdenes de un soldado soviético, que tuvo una conversación con Hemingway cuando éste estuvo en España durante la Guerra Civil. Y él le inspiró a escribir este libro. Y el libro, para mí, para un extranjero en general, contiene un montón de referencias a España como país y de los españoles. Es muy ilustrativo. Es todo un retrato y realmente lo disfruté. Sara: ¡Qué chulo! Kirill: Desconozco si es así oficialmente, pero pienso que es uno de los mejores libros en el mundo. Sara: Me recuerda a cuando yo leí un libro sobre un periodista español que se trasladó a trabajar a Rusia y explica sus experiencias con la gente rusa. Te hace entender mejor dónde estás desde el punto de vista de alguien de tu misma cultura. ¿Una película que no os canséis de ver? Sara: La Princesa Mononoke. Es la primera que se me ha venido a la cabeza. Kirill: Te diría que Matrix es la que más veces he visto. Sin embargo, mi mujer está viendo siempre Harry Potter. Las ocho películas. Había veces en que volvía a casa del entrenamiento y ella estaba viendo Harry Potter. Cada día estaba viendo una distinta. Y en cuanto terminaba, volvía a empezar. ¿Un patinador o pareja que os inspirara cuando empezasteis a patinar? Sara: A mí siempre me ha gustado Stéphane Lambiel como individual. Como pareja de danza, yo no sabía lo que era la danza. La descubrí por Marina Anissina y Gwendal Peizerat. Luego empiezas a investigar y ves que hay parejas como los hermanos Duchesnay que eran unos avanzados a su tiempo. Programas que hicieron ellos el siglo pasado y que son súper complicados y complejos de ejecutar hoy en día. También nuestro entrenador, Sasha Zhulin. Kirill: En cada generación hay muchos patinadores que inspiran. La lista es grande. Y muchas veces no es el patinador o la pareja, sino un programa. Y también ha habido parejas que han creado obras de arte y que te gustaba todo lo que hacían. Piezas que realmente inspiraban. Entonces la lista es muy larga. ¿Y de los que están en activo? Kirill: Nosotros. Sara: Nos inspiramos a nosotros mismos cada día (risas). Kirill: Ahora hay un montón de buenas parejas. Sara: El nivel que ha cogido la danza ahora mismo es una pasada. Y hay muy buenos programas. Kirill: Pero a mí lo que realmente me inspira ahora es cuando nos grabamos en los entrenamientos y veo de lo que somos capaces. Y cuando estamos ofreciendo lo mejor de nosotros mismos. Es lo que verdaderamente me inspira. Sara: Y te ves y dices, “¿esa soy yo?” (risas). ¿Un programa en concreto que os haya dejado boquiabiertos? Sara: Yo lloraba como una magdalena con Javi en Pyeongchang, con el “reach the unreachable star” del final de su programa libre. No lo podía evitar, ya estaba en el quinto cielo. En los Juegos Olímpicos fue brutal ver el patinaje en directo y hubo muchos programas extraordinarios. El de Gabriella y Guillaume, por ejemplo. O el “Bolero” de Carolina Kostner en Sochi. Kirill: Javi en los Juegos Olímpicos. Pero los Juegos son un momento especial. Es muy especial cuando estás apoyando a alguien allí y deseas para esa persona lo mejor. Es muy especial. Sara: También hay patinadores que disfrutas viendo, al margen de un programa concreto. A mí me encanta Shoma Uno, por ejemplo. Kirill: En los Juegos Olímpicos lo hizo muy bien, pero creo que tuvo alguna caída. Y cuando ves a los patinadores individuales y hay algún error en los saltos, sientes… Sara: Como si se rompiera el ritmo del programa. Kirill: Al final los programas que más vemos en directo son los de danza. Sara: Sí, por horarios y demás. Kirill: Para mí, en los últimos Juegos Olímpicos la danza libre de Gabriella Papadakis y Guillaume Cizeron fue espectacular. Aunque no ganaran. Además no la vimos en primera línea, sino desde arriba. Y desde una altura superior la forma en que lo percibes cambia. Los movimientos hacen más pequeños a los patinadores. También el año pasado en el Mundial estábamos sentados más arriba. Sara: En los team seats, que siempre están más alejados. Kirill: No es sencillo impresionar desde esa distancia. Y ellos estuvieron enormes. Literal y metafóricamente. Llenaron el área completa, capturaron toda la atención y se llevaron una ovación cerrada. La última pregunta. ¿Un país o ciudad que os haya cautivado? Sara: A mí Tokio me ha gustado mucho. San Francisco, también. Pero es que me puede España. Kirill: A mí me encanta España. Sara: Y ha visto un montón. Kirill: Y no es porque yo represente a España y tenga la nacionalidad, verdaderamente me apasiona. Y cada sitio que visito en España, me gusta. Esté en el Sur, en el Norte, el Este, Oeste. Sara: Ha estado hasta en Tenerife, que yo no he ido nunca. Ha estado en Málaga, Valencia,… Kirill: Mallorca, Barcelona, Madrid. En la mayoría de los sitios, de vacaciones. Sara: Bueno, Jaca, Vielha, Logroño… Kirill: Y quiero visitar Bilbao, Sevilla, Cádiz. Creo que Cádiz es la ciudad más antigua o el puerto más antiguo de Europa. Sara: Si es que sabe más que yo. Y se estudia la historia y le gusta. Yo aprendo más de mi cultura muchas veces por todo lo que él se informa. Kirill: (observando la pantalla del móvil) Sí. Cádiz fue construida mil años antes de la era común y es la más antigua del continente. Con un nuevo dato aprendido acerca de la historia española, finaliza la entrevista. Durante los casi sesenta minutos que ha durado la conversación ninguno ha mirado impaciente el reloj o ha tratado de responder rápidamente a las preguntas. Han puesto el cariño y las ganas en cada cuestión, en cada tema. Y sigues entendiendo porqué el patinaje es un deporte tan especial. Quizá no mueva millones como el fútbol, ni congregue a millones de personas en torno a la pantalla de un televisor. Pero la huella que dejan sus deportistas, las creaciones que con tanto cariño y esfuerzo presentan cada temporada y los éxitos, sean mayores o menores, que cosechan, es permanente. Entrevista y fotografías de Andrea Fernández (@AndreaF1992) Sara Hurtado y Kirill Khaliavin batieron todas sus marcas en el Nepela Memorial, mientras que Olivia Smart y Adrián Díaz lo han hecho este fin de semana en Oberstdorf. 1 de octubre, 2019 La danza sobre hielo española vive una de sus épocas doradas. Eso no es ninguna novedad. Las duplas formadas por Sara Hurtado/ Kirill Khaliavin y Olivia Smart/ Adrián Díaz han protagonizado algunos de los grandes momentos del patinaje español en las últimas temporadas, como el top-10 que firmaron ambas en la pasada edición del Campeonato de Europa o la medalla de plata de Hurtado/ Khaliavin en la Rostelecom Cup 2018, que supuso el primer metal para la danza española en una prueba del Grand Prix senior. Y, aunque la temporada sobre hielo no ha hecho más que comenzar, las dos parejas han debutado con excelentes sensaciones y el pálpito de que la retirada de Javier Fernández de la competición, si bien ha dejado un vacío importante para los aficionados, no ha significado, ni mucho menos, el fin de los éxitos del patinaje español. Nueva temporada, nuevas plusmarcas En un solo mes de competición, las dos parejas de danza española han conseguido superar sus marcas personales y elevar sus respectivos listones competitivos, llevando además a una nueva cota las puntuaciones máximas de la danza española. En su estreno en el Nepela Memorial, en Bratislava, Sara Hurtado y Kirill Khaliavin no solo se colgaron la medalla de plata, sino que lo hicieron con unas excelentes puntuaciones que dejaron atrás las máximas rubricadas la pasada campaña. En la Danza Rítmica, su Hello Dolly les brindó una nota de 77.03 puntos, cuatro puntos y medio por encima de los 72.45 que lograron en el Mundial de Saitama. En la Danza Libre, con un poderoso montaje flamenco, obtuvieron 111.94 puntos, ligeramente por encima de su récord de 111.39 puntos logrado en el Campeonato de Europa de Minsk. La dupla española logró en total 188.97 puntos, que supuso incrementar en ocho puntos la marca lograda en el Mundial (180.93). Pero el hito trasciende el ámbito personal ya que las tres puntuaciones suponen también un nuevo récord español (dato aportado por Hielo Español). La temporada de Olivia Smart y Adrián Díaz comenzó el pasado mes de agosto con un excelente arranque competitivo en el Lake Placid Ice Dance International, donde lograron la medalla de oro. Aunque las puntuaciones logradas no se reconocen como récord ISU, su puntuación en la danza libre (114.51) sí que supone un hito personal. Olivia y Adrián sumaron una plata en el Campeonato Estival de Quebec para adentrarse luego en las series Challenger. En el Autumn Classic International hicieron las delicias del público con su Danza Rítmica ambientada en Grease y un creativa Danza Libre con la banda sonora de la película Micmacs. Finalizaron cuartos, a menos de dos puntos de una medalla que también se les resistió en el Nebelhorn Trophy este fin de semana. Sin embargo, Olivia y Adrián lograron en Oberstdorf tres nuevas plusmarcas personales y un récord de España. Con una puntuación de 75.80 puntos en la danza rítmica, la pareja española batió en tres puntos su anterior récord fijado en 72.61 puntos (logrados en el Finlandia Trophy 2018). En la danza libre mejoraron el registro del ACI2019 con 111.75 puntos, mientras que la suma total de 187.55 puntos supuso aumentar su marca en seis puntos. El récord de España (dato de Hielo Español) lo firmaron en la danza rítmica con una nota técnica de 43.04 puntos, ligeramente superior a los 42.51 conseguidos por Sara y Kirill en el Nepela Memorial. Una evolución constante Desde que las dos parejas sincronizaron sus respectivos pasos sobre el hielo, en la temporada 2016-2017, su trayectoria ha descrito una línea ascendente, adquiriendo rodaje, experiencia, sintonía e imprimiéndole calidad a sus programas. Olivia Smart y Adrián Díaz han sumado dos oros y cuatro platas en competición internacional, además del título de Campeones de España en 2018, y fueron octavos en su primer Campeonato de Europa, firmando el mejor debut español en dicha competición. Sara Hurtado y Kirill Khaliavin atesoran dos oros, tres platas y un bronce y dos títulos nacionales, ademas de dos top-10 en el Europeo y la mejor clasificación para una pareja de danza española en los Juegos Olímpicos. Ambas parejas han ido incrementando sus puntuaciones temporada a temporada, demostrando que el margen de crecimiento es grande y que no hay límites para la superación y el desarrollo de sus respectivos talentos. Hemos registrado en dos gráficos la evolución de las puntuaciones de ambas duplas tanto en la Danza Rítmica, como en la Danza Libre y en la suma global, añadiendo a las tablas una separación que marca el cambio en el sistema de puntuación introducido por la ISU en 2018. En las gráficas inferiores podéis ver con más detalle las puntuaciones y las competiciones en que se registraron. Todos los gráficos se pueden ampliar haciendo click sobre ellos. Sofía Val y Linus Colmor Jepsen también se apuntan un nuevo récord La danza senior española no es la única que vive un dulce momento. En la categoría junior, dos parejas españolas han debutado en las series del Grand Prix Junior. Martina y Adriano Rossi se estrenaron en Riga y disputarán su segunda prueba este fin de semana en Egna, mientras que Sofía Val y Linus Colmor Jepsen participaron en los eventos de Courchevel y Zagreb. Fue precisamente en la capital croata donde Sofía y Linus dieron una muestra más de su potencial y firmaron dos actuaciones que les permitieron incrementar sus máximas puntuaciones personales. En la Danza Rítmica firmaron una nota de 49.36 puntos, tres puntos por encima de la lograda en Courchevel, mientras que en la Danza Libre obtuvieron 73.53 puntos, incrementando en nada menos que quince puntos su anterior registro. Su nueva máxima global es de 122.89 puntos. La danza sobre hielo española puede presumir de un prometedor presente, pero a corto y también a largo plazo, se puede soñar en grande. Andrea Fernández (@AndreaF1992)
El Grand Prix Junior ha contado con la participación de un total de 50 patinadores españoles desde su arranque, lo que la convierte en la competición con más presencia española de todos los grandes eventos del patinaje artístico sobre hielo. 9 de septiembre, 2019 El debut de Martina y Adriano Rossi en el Grand Prix Junior de Riga el pasado fin de semana supuso el estreno en esta competición de la segunda pareja de danza sobre hielo española esta temporada, después de que Sofía Val y Linus Colmor Jepsen compitiesen en Courchevel dos semanas antes. La danza española vive un momento espléndido de forma y no solo en la categoría senior, con la calidad y el talento de Sara Hurtado/ Kirill Khaliavin y Olivia Smart/ Adrián Díaz, también en la categoría junior. Prueba de ello es la presencia de dos duplas en el Grand Prix Junior, algo que no sucedía desde la temporada 2010-2011. Pero la afinidad con las series del Grand Prix Junior no se limita solo a la categoría de danza. Con el debut de los hermanos Rossi, España ha alcanzado la redonda cifra de 50 patinadores que han participado en esta competición. Una cantidad que, si nada se tuerce, se incrementará hasta 52 con el futuro estreno de Marián Millares y Arnau Joly en la Croatia Cup (25-28 de septiembre). Los seis patinadores tendrán, además, ración doble de Grand Prix. Marián y Arnau volverán a competir en octubre en el Grand Prix Junior de Egna, donde estarán también Sofía y Linus. De todas las grandes competiciones internacionales de patinaje (Europeo, Campeonato del Mundo, Mundial Junior), el Grand Prix Junior es la única que ha contado con patinadores españoles en todas sus ediciones y la que más ha reunido hasta la fecha. Los comienzos en el Grand Prix Junior Dos años después de la instauración del Grand Prix Senior, la Unión Internacional de Patinaje (ISU) creó en 1997 las series del Grand Prix Junior. Al igual que sucedía con las pruebas de la modalidad senior, la mayoría de los eventos ya existían previamente, pero se decidió englobarlas todas en una misma competición. La primera edición del Grand Prix Junior contó con seis competiciones y la final se disputó en marzo del año siguiente. Tendría que transcurrir toda una década hasta que, en la temporada 2008-2009, se decidió que la final senior y junior se disputara de forma conjunta en el mes de diciembre. España participó en el Grand Prix Junior desde la creación del evento. Alibel Alegre y su hermano Miguel Alegre fueron los primeros patinadores españoles en estrenarse en la recién creada competición. Debutaron en Saint Gervais y repitieron participación ese mismo año 1997 en el Ukrainian Souvenir. Un año más tarde, Yon García logró uno de los mejores resultados que ha cosechado España en la categoría masculina con un quinto puesto en el Grand Prix de St. Gervais. Durante las siguientes temporadas, patinadores como Miguel Ballesteros, Yediel Canton, Marc Gironella, Juan Legaz, Jenifer Tena, Olga Morato, Silvia Vidales, Rebeca García, Laura Fernández o Inmaculada Robledo debutaron también en el Grand Prix Junior, sumando experiencia internacional a sus trayectorias y compartiendo pista con jóvenes talentos de la talla de Carolina Kostner, Miki Ando, Yuna Kim, Evan Lysazek, Stéphane Lambiel o Patrick Chan. En 2005, Sonia Lafuente debutó en la competición. La patinadora grancanaria es una de las españolas con más participaciones en el Grand Prix Junior (nueve pruebas en cinco temporadas), pero es también la única que ha conseguido subirse al podio. Y lo hizo en dos ocasiones. En la Mexico Cup 2006 conquistó la medalla de plata y un año más tarde, en el John Curry Memorial, se colgó el bronce. 2006 fue el año del estreno en el Grand Prix Junior de Javier Fernández y en 2007 debutó también Javier Raya. El patinaje español tuvo una cita clave en el Grand Prix Junior en 2008 con la disputa de la Madrid Cup, el primer evento de la competición que se celebraba en España. Por su condición de anfitriona, además, España contó con tres representantes masculinos y tres representantes femeninas, además de su primera pareja de danza sobre hielo. Sara Hurtado y Adrián Díaz participaron por primera vez en un Grand Prix Junior en Madrid, aunque no de forma completa, pues se vieron obligados a retirarse tras la danza obligatoria. Se resarcieron esa misma temporada en el Skate Safari, donde fueron novenos. La primera vez que España contó con dos parejas representativas en la categoría de danza en el Grand Prix Junior fue en 2009, con Sara y Adrián y María Antolín y Luis Fenero, que compitieron en la Croatia Cup. En 2010, Sara y Adrián consiguieron la que, a día de hoy, sigue siendo la mejor clasificación de la danza española en la competición: el quinto puesto logrado en Dresden. Esa temporada también hubo dos parejas españolas, con Emili Arm y Luis Fenero. En 2011 llegó el debut de Alexandra Rodríguez y Aritz Maestu en la modalidad de parejas, la única categoría que continuaba huérfana de representación española. La dupla debutó en la Copa de Austria con un 17º puesto y logró la undécima posición esa misma temporada en la Tallinn Cup. Tras un año sin parejas de danza, España volvió a contar con una nueva pareja en esta modalidad en 2012 de la mano de Celia Robledo y Luis Fenero. Su noveno puesto en la Croatia Cup significó la última ocasión en que la dupla de danza se coló en un top-10 del Grand Prix Junior. La categoría masculina ha tenido siempre representación española, aunque la femenina tuvo momentos de altibajos tras el salto de Sonia Lafuente a la categoría senior. Los mejores resultados desde entonces los firmaron Laura Barquero (18ª) y Valentina Matos en el año 2016.
Justo un año antes, Logroño había acogido la segunda prueba de un Grand Prix Junior celebrada en España. Aleix Gabara (7º), Héctor Alonso (11º) y Ton Cònsul (15º) participaron en la prueba masculina y Maeva Gallarda (21ª) lo hizo en el evento femenino, mientras que María Martínez, que también figuraba en la relación de participantes, tuvo que retirarse tras el programa corto. 2016 supuso el estreno en competición de otra pareja de libre, la formada por Dorota Broda y Pedro Betegón. Un año más tarde, Isabella Gamez y Ton Cónsul se convirtieron en la tercera pareja española en competir en un Grand Prix Junior. 2017 fue también el año de la vuelta de la danza tras cuatro años con el debut de Malene Nichita-Basquin y Jaime García. La pasada temporada, España contó con la participación de cuatro patinadores: Aleix Gabara y Gaizka Madejón en la categoría femenina y Anna Bertrán y Belén Álvarez en la modalidad femenina. Este año, el equipo español para el Grand Prix Junior lo componen un total de seis patinadores, incluidas las dos parejas de danza que ya han debutado. La historia española en la competición junior continúa. En esta tabla hemos reunido todas las participaciones españolas en la historia del Grand Prix Junior. Se puede ampliar haciendo click sobre la imagen. Andrea Fernández (@AndreaF1992)
Harshita Rawtani conquered the crowd in Lake Placid with her enthusiasm and love for the figure skating, a sport that is not very developed in India. Althought her country is poorly equipped for figure skating, she puts all her heart to practise it, proving there is no impossible dreams if you have determination and passion. "Everyone can rise above their circumstances and achieve success if they are dedicated to and passionate about what they do". Nelson Mandela. September 3rd, 2019 The second event of the ISU Junior Grand Prix Series, which took place in Lake Placid, brought us a lot of memorable moments like the landmark achieved by Alysa Liu. What's more, it was also a competition where a young indian girl proved that the passion and the effort can also be a victory even if you don't win. And passion is precisely what Harshita Rawtani showed in Lake Placid. Born in India, a country whose flag rarely waves at the major competitions of figure skating, the young skater won the affection and the suppport of the crowd thanks to her encouragement and enthusiasm on the ice. It didn't matter that she finished in the last place in the ladies and ice dance competition (where she skated with Vansh Bhatia) or that her scores were less than the other skaters marks. Harshita gave her best along her programs, feeling the music and moving accordingly to it. The 13-year-old skater proved that is not required perfect technical or artistic skills to captivate when the passion is your motor. Harshita made last week her debut in an international competition of the ISU (International Skating Union). The crowd of Lake Placid witnessed last Friday her self-confidence and eagerness when she started to skate at her first Junior Grand Prix competition. Skating to "Better when I'm dancin'", by Meghan Trainor, the 13-year-old skater knew how to reflect the music with a beautiful choreograhy and a constant smile. At the technical level she executed a single Axel, a single loop and the combination single flip-single toe. None of the jumps got credit as double jumps are requiered in Junior category for the short program but she managed base level for the step sequence and the camel spin. Her mistakes or her score didn't disrupt her spirit and she left the ice while the crowd gave her a round applause. Overcoming the starting nervousness, Harshita skated with more serenity and freedom in the free segment and her movements were less stiff. Skating to "I'm alive", by Celine Dion, Harshita had the audience in her pocket right out of the gate. Propelled for their applause she delivered a dynamic routine where the detailed choreography and her expressivity were again on the spotlight. The skater from Nashik made every effort along the program to complete each element. She produced two single Axel, a single loop, a double Salchow and the combination double flip-double loop. However the three double jumps were downgraded by the judges. Her fly combo spin and the sit spin merited a level one as the step sequence and the camel spin received a base level. One more time, the crowd cheered her up, rewarding her effort, determination and passion on the ice. Harshita Rawtani also competed in the Ice Dance event with Vansh Bhatia. He had also planned to compete in the Men's event but withdraw from it before the short program. "I skate to express, not to impress" Ted Barton talked to Harshita Rawtani after the competition in Lake Placid during an interview for the ISU channel on Youtube. The young skater brought a phrase to remember: "I skate to express, not to impress. It's my passion". She also told she has felt "mesmerized and inspired" by all of the skaters she could see at the Junior Grand Prix event. She also talked about her trainings in India on ice and off ice. She also practises jazz and ballet and the ice rink where she trains is four times smaller than Lake Placid's. Harshita Rawtani was born in 2006 in Nashik, a city in the south of India that is 1268 kilometres away from New Delhi. By car, the journey takes almost 22 hours. A few years ago, Harshita moved to Noida with her family, in the center of India. From there to Gurugram, where she trains at the iSkate ice rink, there's a one and a half hour drive. She uses to train eight hours a week with her coach Simrita Sahney Sachdev as her sister Anusha Sahney is Harshita's choreographer. Figure skating runs in the family as their father is Mr. JS Sahney, a coach, judge and member of the Ice Skating Association of India. He also founded the Sahney Skating Academy. Figure skating in India Harshita Rawni is not the first skater from India who competes at the international level. Before her, other skaters as Iskita Kapoor, Hounsh Munski or Shreya Saha Dalal took part at the Junior Grand Prix events. Ami Parekh participated at the Four Continents in 2014 and Yoniko Eva Washington competed at the World Championship 2010. However Kapoor lived and trained in Moscow as the other four skaters did it in USA. In the Men's category, Amar Mehta was the first skater representing India at a Junior World Championship and Nikhil Pingle also took part at the Junior Grand Prix. Both had to move beyond their country borders to improve their skills and their resources to train. Despite India is dominated by a tropical and subtropical climate there are a few regions where the weather is colder. Gulmarg, in the north of the country, had its own ski resort and an outdoor ice rink. A little further south of Gulmarg, almost 600 kilometres, is Shimla. It could be considered the epicentre of the ice skating in India. The Ice Skating Club was foundated right there in 1920 and it was the first ice skating club of India and the first in the South East Asia. Shimla has the biggest outdoor ice rink of the country where each January takes place the famous Ice Skating Carnival. In addition to the outdoor rinks (there are two more in Leh and Ladakh), India has three major indoor ice rinks: an Olympic rink in Raipur, a little rink at Essel World themepark in Mumbai and the iSkate rink, in Gurugram. In spite of the fact that the first ice skating club was founded in the nearly 20's, figure skating needed many years more to develop. It was given an important boost in 2002 with the creation of the Ice Skating Association of India. At that time started also the National Championship of Figure Skating. Last weekend it took place in Gurugram the 16th National Championship where competed nearly 100 skaters from all over the country. Nowadays the number of Indian skaters who take part at the major figure skating events is yet a little short, but the passion and the enthusiasm they put when they're skating and the efforts of the Ice Skating Association will continue to contribute to the development of this sport in India. Andrea Fernández (@AndreaF1992)
Harshita Rawtani conquistó al público de Lake Placid con su entusiasmo y amor por el patinaje, una disciplina muy poco extendida en su país, India. Pese a contar con escasos medios e infraestructuras para desarrollar su pasión, la patinadora de 13 años demostró que no hay sueños imposibles si se tiene constancia y pasión. "Todos pueden superar sus circunstancias y alcanzar el éxito si tienen dedicación y pasión por lo que hacen". Nelson Mandela. 3 de septiembre, 2019 La segunda prueba del Grand Prix Junior, disputada en Lake Placid, dejó grandes momentos para el recuerdo y el hito histórico firmado por Alysa Liu. Pero fue también una competición en la que quedó de manifiesto que, con pasión y esfuerzo, también se pueden lograr triunfos. Y pasión es precisamente lo que demostró la jovencísima Harshita Rawtani. La patinadora de la India, un país cuya bandera no suele ondear en las competiciones de patinaje artístico, se ganó la simpatía del público con su desempeño y entusiasmo sobre el hielo. Poco importó que terminara en el último puesto de la categoría femenina y de danza, en la que compitió junto a Vansh Bhatia, o que sus puntuaciones fueran muy bajas en comparación con las de sus compañeras. Harshita dio lo mejor de sí misma, se dejó mecer por los acordes de la música y probó que no es necesaria una gran habilidad técnica o artística para cautivar si la pasión es tu motor principal. Harshita, de solo 13 años, debutó el pasado fin de semana en su primera prueba internacional del circuito oficial de la ISU (International Skating Union). La grada de Lake Placid fue testigo el viernes de su desparpajo a la hora de afrontar su puesta de largo en el Grand Prix Junior. Al ritmo de "Better when I'm dancin'", de Meghan Trainor, la patinadora de Nashik supo reflejar la música a través de una bonita coreografía y una sonrisa perenne. En el aspecto meramente técnico, Harshita realizó un Axel sencillo, un loop simple y la combinación flip-toe. Ninguno de los saltos recibió puntuación, dado que en el segmento corto se requiere que los saltos sean, como mínimo dobles. Tan solo la secuencia de pasos y la pirueta camel, valoradas de nivel base, puntuaron. Un hecho que no perturbó lo más mínimo el carácter afable de Harshita, ni impidió que el público le brindara un sonoro y caluroso aplauso. Superados los nervios del estreno, Harshita se mostró mucho más serena en el segmento libre y menos rígida en cada movimiento. Acompañada por "I'm alive", de Celine Dion, la joven patinadora se metió al público en el bolsillo desde el arranque e, impulsada por su aplauso, completó un rítmico programa en el que la coreografía y expresividad volvieron a ser el foco de atención. Harshita se esforzó al máximo en cada elemento, realizando dos Axel sencillos, un loop, un doble Salchow y la combinación doble flip-doble toe, si bien los tres saltos dobles serían degradados por el panel técnico. Tanto la pirueta combinada con entrada volada, como la pirueta baja fueron de nivel uno, mientras que la pirueta camel y la secuencia de pasos recibieron un nivel base. De nuevo, el público presente en Lake Placid se volcó con ella, premiando su afán, perseverancia y pasión. Harshita Rawtani también compitió en la modalidad de danza, acompañada por Vansh Bahtia. El patinador indio también figuraba entre los participantes de la categoría masculina, aunque finalmente solo compitió en la danza. "Patino para expresar, no para impresionar" Una vez concluida la competición en Lake Placid, Ted Barton entrevistó a Harshita Rawtani para el canal oficial de la ISU en Youtube, donde la joven patinadora dejó una frase para el recuerdo: "Yo patino para expresar, no para impresionar. Es mi pasión". Además de mostrar un altísimo nivel de inglés, Harshita reconoció que se había sentido "maravillada e inspirada" por todos los demás patinadores a los que había tenido la oportunidad de ver en directo y habló también sobre su día a día sobre el hielo y fuera de él. Practica jazz y ballet y entrena en una pista de hielo indoor cuya superficie es una cuarta parte del tamaño de la pista de Lake Placid. Nacida en Nashik, una localidad del sur de la India que se encuentra a 1268 kilómetros de la capital, Nueva Delhi, lo que equivale a casi veintidós horas de viaje en coche, Harshita se trasladó con su familia a Noida hace un par de años. Desde allí hasta Gurugram, donde se encuentra la pista donde entrena (iSkate), Harshita tiene algo más de una hora y media de viaje en coche. Entrena ocho horas a la semana a las órdenes de Simrita Sahney Sachdev, mientras que su hermana Anusha Sahney se encarga de coreografiar sus programas. El patinaje les viene de familia ya que su padre Mr. JS Sahney es entrenador, juez, miembro de la Ice Skating Asocciation of India y fundador de la Sahney Skating Academy. La realidad del patinaje artístico en India Harshita Rawni no es la primera patinadora procedente de la India que compite a nivel internacional. Antes que ella, patinadoras como Iskita Kapoor, Hounsh Munski o Shreya Saha Dalal participaron en las pruebas del Grand Prix Junior. Ami Parekh llegó a competir en el Cuatro Continentes en 2014 y Yoniko Eva Washington participó en el Campeonato del Mundo de 2010. Sin embargo, Kapoor vivía y entrenaba en Moscú, mientras que las demás lo hacían en Estados Unidos. Lo mismo ocurre en la categoría masculina, con patinadores como Amar Mehta (primer patinador que representó a India en un Campeonato del Mundo Junior) o Nikhil Pingle, que tuvieron que buscarse un lugar de entrenamiento lejos de su país de origen y con unas infraestructuras que en nada se asemejan a las de la India. Aunque en India predomina el clima tropical y subtropical, también existen regiones en las que impera un clima más frío. Es el caso de Gulmarg, que cuenta con una estación de esquí y una pista de hielo al aire libre. Un poco más al sur, a casi setecientos kilómetros de distancia, se halla Shimla, el que podría ser considerado el epicentro del patinaje sobre hielo. Allí se fundó, en 1920, el Shimla Ice Skating Club, el club más antiguo de la India y del sudeste asiático. Su pista de hielo natural es la más grande del país y alberga cada enero su famoso Carnaval sobre hielo. Además de las pistas exteriores (existen también otras dos en Leh y Ladakh), India cuenta con tres pistas de hielo interiores principales: una pista de dimensiones olímpicas en Raipur, una pequeña pista en el parque temático Essel World, en Mumbai, y la pista iSkate en Gurugram. Pese a la antigüedad del primer club de patinaje sobre hielo, la organización del deporte sobre hielo en la India no recibió su gran impulso hasta el año 2002 con la creación de la Ice Skating Association of India. Fue también por aquel entonces cuando se empezó a celebrar el Campeonato Nacional de Patinaje Artístico, que este pasado fin de semana disputó su decimosexta edición con la participación de cerca de un centenar de patinadores de todo el país. La lista de patinadores de la India en las grandes competiciones de patinaje artístico aún es reducida, pero no cabe duda de que la pasión e ilusión que depositan a la hora de practicar este deporte y el esfuerzo de la Ice Skating Asocciation permitirá que el patinaje artístico siga creciendo. Andrea Fernández (@AndreaF1992)
Aleix Gabara, Marián Millares y la pareja de danza Sofía Val y Linus Colmor participarán el próximo mes de marzo en el Campeonato del Mundo Junior en Zagreb. Este 2019 se cumplen cuarenta años de la primera edición del Mundial con participación española. La disputa del Bavarian Open en Oberstdorf el pasado fin de semana dejó grandes noticias para el equipo español de patinaje sobre hielo. Entre ellas, la adquisición de dos billetes con destino Zagreb para competir en el Campeonato del Mundo Junior el próximo mes (4-10 de marzo). Aleix Gabara, que ya tenía certificada la mínima mundial en el programa corto, consiguió también la mínima mundial en el largo y competirá en su cuarto Campeonato del Mundo Junior. La pareja de danza formada por Sofía Val y Linus Colmor aseguró también su participación en la competición tras firmar las mínimas en la danza rítmica y la danza libre en la que fue su primera competición internacional. Será la séptima vez que España acuda a un Mundial Junior con representantes en las categorías masculina, femenina y de danza. La historia del patinaje español en el Campeonato del Mundo Junior se remonta a 1979, hace justo cuarenta años. En Augsburg se celebró la cuarta edición de esta competición y España contó, por primera vez, con representantes: Fernando Soria, en la categoría masculina, y Cristina Haas, en la femenina. Hasta 1997, fueron pocos los años en que no hubo ningún patinador español en el Mundial y, desde 1997, la bandera española ha figurado en el listado de asistentes a la competición. Sin embargo, hubo que esperar hasta el siglo XXI para ver a algún español entre los diez mejores del Mundial. En 2011, dos años después de convertirse en la primera pareja española de danza sobre hielo en un Campeonato del Mundo Junior, Sara Hurtado y Adriá Díaz firmaron una gran actuación y finalizaron novenos. Desde entonces, ningún español ha vuelto a conseguir un top-10. En la categoría masculina, Javier Raya consiguió el mejor puesto para un patinador español con la decimosegunda posición de 2010. Dos años antes, Javier Fernández había sido decimotercero. En la categoría femenina, Sonia Lafuente, que compitió en cuatro mundiales junior, se quedó cerca del top-10 en 2008, cuando fue decimosegunda. En la categoría de parejas, España tuvo representantes por primera vez en 2012, con Alexandra Rodríguez y Aritz Maestu, que no pudieron pasar de la categoría preliminar. Cinco años más tarde, Alexanne Bouillon y Ton Cónsul fueron decimosextos y, en 2018, Isabella Gamez y Ton Cónsul consiguieron la mejor posición para una pareja española, decimoterceros. En cuarenta años de presencia mundialista, España solo ha contado con representantes en todas las categorías en dos ocasiones. En 2012 compitieron Víctor Bustamante, Elena Mangas, Alexandra y Aritz y la pareja de danza formada por Celia Robledo y Luis Fenero. Sólo estos últimos consiguieron acceder a la fase final, donde fueron vigesimocuartos. En 2017, España acudió al Campeonato del Mundo Junior con Aleix Gabara (38º), Valentina Matos (24ª), Alexanne Bouillon y Ton Cónsul (16º) y Malene Nichita- Basquin y Jaime García (28ª), en la categoría de danza. Una de las grandes curiosidades que nos deja la presencia española en los Mundiales Junior es que Celia Robledo participó cuatro años consecutivos en la competición y lo hizo en dos categorías diferentes. En 2010 y 2011 compitió en la categoría femenina y en los dos años siguientes lo hizo en la de danza, junto con Luis Fenero. En Zabreb, el patinaje español escribirá una nueva página en su particular historia en el Campeonato del Mundo Junior con un equipo integrado por Aleix Gabara, Marián Millares y Sofía Val y Linus Colmor. Andrea Fernández (@AndreaF1992) En los últimos años, España ha pasado de tener esporádicas apariciones en las competiciones internacionales a contar en el pasado Campeonato de Europa con la representación más numerosa. La retirada de Javier Fernández cierra un ciclo, pero la buena salud del patinaje español continúa. Los ecos del Campeonato de Europa de patinaje artístico de Minsk aún resuenan con fuerza en España. Quién lo diría, hace unos años, cuando los discretos resultados de los escasos patinadores españoles que participaban en las competiciones internacionales pasaban de puntillas por los medios de comunicación. Por fortuna, algo ha empezado a cambiar en nuestro país desde que un chico llamado Javier Fernández convirtió sus sueños en realidad y puso la bandera española en lo más alto de los podios de medio mundo. Ese mismo Javier, que puso a España en el mapamundi del patinaje artístico y ha contribuido al crecimiento de este deporte en nuestro país, se ganó el respeto y el cariño de todo el mundo con su forma de ser y sus originales programas y así quedó demostrado en Minsk durante el pasado Campeonato de Europa. La ciudad de Minsk quedará siempre vinculada a la historia del patinaje sobre hielo español. En la capital bielorrusa, Javier Fernández puso el broche a su carrera profesional y lo hizo con una medalla de oro que le convierte en uno de los mejores patinadores europeos de la historia con los siete títulos consecutivos que ha celebrado. Con el adiós de Javier a la competición se cierra una etapa, la más fructífera de España en este deporte, pero el patinaje continúa más vivo que nunca entre nuestras fronteras y así ha quedado patente con los resultados cosechados por los demás integrantes del equipo español. Laura Barquero y Aritz Maestu firmaron su mejor posición en el Campeonato de Europa con la séptima plaza, mientras que las dos parejas de danza sobre, Sara Hurtado y Kirill Khaliavin y Olivia Smart y Adriá Díaz finalizaron entre las diez mejores de Europa; Valentina Matos sigue creciendo y Héctor Alonso hizo su debut en el Europeo. El largo camino hacia la cima del patinaje españolTuvieron que transcurrir muchos años desde la creación de las grandes competiciones internacionales de patinaje hasta que España conquistó su primera medalla. 122 años, para ser más exactos, desde la primera edición del Campeonato de Europa en 1891 hasta que Javier Fernández, en 2013, conquistó su primera medalla de oro europea. El madrileño catapultó al patinaje español y fue pionero en la consecución de un título internacional en la competición senior, pero, antes que él, y también después, hubo más pioneros y pioneras en este deporte que contribuyeron a escribir las primeras páginas de la historia de un deporte que ha crecido de la mano de Javier Fernández, iniciando un camino que tiene un prometedor rumbo ya trazado. El primer hito para el patinaje español llegó en el año 1956, cuando Darío Villalba se convirtió en el primer patinador que representó a España en unos Juegos Olímpicos (14º) y en el Campeonato del Mundo (15º). Hubo que esperar dos décadas hasta que otro patinador, patinadora en este caso, alcanzar los grandes eventos del patinaje mundial. En 1977, Gloria Mas fue la primera española que compitió en el Campeonato de Europa de patinaje artístico. Dos años después, debuto en el Mundial y en 1980 fue la primera mujer en el evento de patinaje de unos Juegos Olímpicos de Invierno. La década de los años ochenta trajo consigo más nombres de patinadores y patinadoras que llevaron la bandera española a los eventos más destacados del patinaje sobre hielo. Seguía sin existir tradición de patinaje y tanto las infraestructuras como los medios eran muy limitados (en 1981, por ejemplo, Cataluña contaba con 70 patinadores federados). Sin embargo, en casi todas las ediciones del Europeo y el Mundial hubo representantes españoles. En 1988, Yvonne Gómez, hija de padre españoles pero afincada en Estados Unidos, donde incluso compitió en sus campeonatos nacionales, logró la que hoy en día sigue siendo la mejor clasificación de una patinadora española en los Juegos Olímpicos (18ª) y en el Mundial (13ª). Un año después, en 1989, logró ser la primera española en colarse entre las diez mejores de Europa. En 1990, España acudió por primera vez a un Europeo con dos participantes femeninas: Cristina Pérez (27ª) y Laia Papell, que tuvo que retirarse lesionada tras la primera prueba. Marta Andrade fue una de las patinadoras con más presencia en la década los noventa. Fue la primera patinadora española que participó en dos Juegos Olímpicos (Lillehamer 1994 y Nagano 1998) y acudió a once Campeonatos del Mundo, un récord que ninguna patinadora ha superado a día de hoy. España acudía todos los años, ya fuera con uno o dos representantes, al Campeonato de Europa y al Campeonato Mundial, pero los resultados cosechados pasaban desapercibidos. Hasta que, con la llegada del siglo XXI, irrumpió una nueva generación dispuesta a cambiar la historia del patinaje español. La generación dorada del patinaje español En el año 2007, Javier Fernández debutó en el Campeonato de Europa (28º) y en el Mundial (35º) y, un año más tarde, Sonia Lafuente siguió sus pasos. En los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010, España contó, por primera vez, con dos patinadores en su delegación. Javier fue decimocuarto y Sonia finalizó en la vigésimo segunda plaza. Antes de la cita olímpica, Javier Fernández ya había logrado un hito para el patinaje español, logrando que, por primera vez, un competidor masculino finalizara entre los diez mejores en el Campeonato de Europa. Su octavo puesto le brindó a España dos plazas para el siguiente Europeo y en 2011 Javier Raya debutó en la competición. 2011 es otro año clave en la expansión del patinaje español con la entrada en escena de Sara Hurtado y Adriá Díaz, la primera pareja española de danza sobre hielo. Debutaron en el Campeonato de Europa, donde fueron decimoquintos, y en el Mundial, finalizando en la 23ª posición. El talento de Javier Fernández sobre la pista de hielo iba creciendo a la par que la calidad técnica de su patinaje. Así, en el año 2013, el patinador madrileño se proclamó Campeón de Europa en Zagreb, brindándole a España la primera medalla europea de su historia en patinaje sobre hielo. No fue el único hito para el patinaje español en la capital croata. Sonia Lafuente consiguió la mejor clasificación de la historia del patinaje femenino español tras ser séptima y logró que España tuviera también dos plazas en la competición femenina en 2014. Unos meses más tarde, Javier Fernández se alzaba con la medalla de bronce en el Mundial y su nombre comenzaba a aparecer en las portadas. Javier continuó ampliando su palmarés en los años venideros. En 2014 conquistó el segundo título consecutivo de Campeón de Europa y su segundo bronce mundial. Ese mismo año, España tuvo por primera vez a una dupla compitiendo en la categoría de parejas del Europeo, Veronica Grigorieva y Aritz Maestu (20º)., y la pareja Hurtado/ Díaz logró el primer top-10 de la danza sobre hielo española. En febrero, el equipo español de Sochi 2014 estuvo integrado por cuatro patinadores: Javier Fernández, Javier Raya y la dupla de danza Sara Hurtado y Adriá Díaz. Javier fue el abanderado español en los Juegos Olímpicos, aunque en la competición se quedó a un paso del podio (4º). En su debut olímpico, Raya finalizó 25º y Sara y Adriá fueron decimoterceros. 2015 fue un año dorado para el patinaje español. Javier se alzó con un nuevo título de Campeón de Europa y, dos meses después, conquistó la corona mundial en Shanghai. El patinaje español estaba en racha y no sólo en la categoría masculina. Sara y Adriá fueron quintos en el Europeo, la mejor plaza en la historia de la danza española, mientras Celia Robledo y Luis Fenero hacían su debut, coincidiendo por primera vez dos parejas españolas en el Campeonato de Europa. El conocimiento del mundo del patinaje artístico crecía en España al compás de los pasos de Javier sobre el hielo. En 2016, SúperJavi conquistó su cuarto oro europeo y se convirtió en bicampeón mundial tras superar al campeón olímpico de Sochi 2014 y compañero de entrenamientos Yuzuru Hanyu. Ese mismo año, Felipe Montoya debutó en la competición senior y Sonia Lafuente disputó su último Europeo, siendo la patinadora española con más Campeonatos de Europa disputados (9). Una nueva pareja se estrenó en el Europeo, la formada por Marcelina Lech y Aritz Maestu (15º), y Celia Robledo y Luis Fenero debutaron en el Mundial (26º). En 2017, Javier volvió a subirse a lo más alto del podio en el Campeonato de Europa, acrecentando la leyenda, aunque en el que sería su último Mundial acabó cuarto. Siguiendo la estela de Sonia, Valentina Matos debutó en el Europeo con dieciséis años. En la danza sobre hielo, tras la separación profesional de Sara Hurtado y Adriá Díaz, se formaron dos nuevas parejas. Sara Hurtado comenzó a competir con Kirill Khaliavin y se estrenaron en el Campeonato de Europa (12º). Adriá se unió a Olivia Smart y debutaron en el Mundial (18º). El año 2018 comenzó con el sexto oro europeo para Javier Fernández, el notable debut de Laura Barquero y Aritz Maestu (11º) y el primer top-10 de Sara y Kirill en el Campeonato de Europa (8º). En los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, Javier logró un hito más, el bronce olímpico, y Sara Hurtado y Kirill Khaliavin consiguieron la mejor posición para la danza sobre hielo española (12º). En el Mundial de Milán, España contó por primera vez con representación en la categoría de parejas gracias a Laura Barquero y Aritz Maestu, mientras que Olivia Smart y Adriá Díaz firmaron la mejor posición mundialista en danza (12º). La primera mitad de la temporada 18-19 se inició con un nuevo éxito español. Sara Hurtado y Kirill Khaliavin se subieron al segundo cajón del podio en la Rostelecom Cup y consiguieron la primera medalla de la historia de la danza española en una prueba del Grand Prix. Así llegamos a 2019 y al Campeonato de Europa de Minsk, donde el patinaje español sigue cosechando éxitos. Y este año podría tener un hito más. A falta de que alguno de los patinadores de la categoría masculina consiga las mínimas técnicas, España podría contar, por primera vez en su historia, con representantes en todas las categorías en un Campeonato del Mundo. Valentina Matos y Laura Barquero y Aritz Maestu ya tienen confirmada su plaza, así como la danza española (a la espera de que la Federación anuncie el nombre de la pareja que acudirá a Saitama). La década dorada del patinaje artístico español refulge por los títulos cosechados por Javier Fernández, pero los éxitos que han ido logrando los demás patinadores en todas las categorías refrendan que el patinaje disfruta de su mejor momento en España y tiene una sólida base sobre la que seguir creciendo. Desde dentro del hielo, Javier ha contribuido a impulsar y a desestereotipar el patinaje artístico en un país con escasa cultura de este deporte y ahora peleará por hacerlo desde fuera. Con su adiós a la competición finaliza una época, pero las cuchillas seguirán deslizándose sobre el hielo español y su estela será el ejemplo a seguir para las generaciones venideras. No la de las medallas y los títulos, sino la del trabajo, la lucha, el sacrificio y la firme creencia en que con empeño y esfuerzo, los sueños se cumplen. Como se cumplieron los suyos. Listado con todos los participantes españoles y las posiciones en el Campeonato de Europa, el Campeonato del Mundo y los Juegos Olímpicos (click para ampliar). Andrea Fernández (@AndreaF1992)
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