Irina Ríos fue una de las protagonistas de la exhibición de patinaje artístico que acogió la pista de hielo de Gijón la mañana de Nochevieja. Esta patinadora gijonesa de 14 años demostró su talento y también que hay sueños que, por difíciles que parezcan, se pueden lograr a base de esfuerzo, empeño e ilusión. 3 de enero, 2020 Son las diez en punto de la mañana del primer viernes del año 2020. La pista de hielo de Gijón, ubicada en el Parque del Tren de la Libertad, acaba de abrir sus puertas. En apenas unos minutos, los aficionados más madrugadores estarán deslizándose sobre el hielo. Pero la primera en llegar a la pista ha sido Irina Ríos. Podría decirse que está en su hábitat natural. Cuando la ves moverse con absoluta fluidez y control sobre las cuchillas, hasta parece sencillo patinar sobre el hielo. Pero no lo es. Requiere práctica, esfuerzo, entrenamiento dentro y fuera del hielo. Y, lo más importante, medios. Irina descubrió el patinaje sobre hielo a una edad muy temprana: “Con tres años, en la pista de hielo que había antes en La Laboral”, explica esta joven gijonesa. “Desde entonces me fui aficionando, me compré mis primeros patines y seguí practicando”. La ausencia de una pista de hielo permanente en Gijón y en toda la provincia asturiana no echó para atrás la ilusión de Irina de ser patinadora. “Fuimos muchos años a Vitoria, que tiene una pista fantástica”, relata su padre, que la acompaña en su sesión de entrenamiento en la pista gijonesa. El patinaje sobre hielo es una disciplina con una larga trayectoria a nivel mundial, pero en España ha tardado en desarrollarse. Y su gran explosión ha llegado en la última década gracias a los éxitos de Javier Fernández. Ciudades como Madrid, Barcelona, Jaca, Granada o San Sebastián cuentan con instalaciones, clubes y entrenadores profesionales para la práctica de este deporte, pero a Asturias no ha llegado aún. Sin embargo, Irina no se ha rendido nunca en la persecución de su sueño. “Desde que hace cinco años empezaron a poner la pista de hielo en Gijón cada Navidad puedo venir a patinar más a menudo”. Durante la temporada navideña, Irina tiene la ocasión de acudir a la pista a diario, un entrenamiento que complementa con visitas esporádicas a Madrid y la participación en campus de patinaje, como el que imparte cada verano Javier Fernández en Granada y al que ha asistido la propia Irina. “Suelo bajar a Madrid un fin de semana sí y otro no, en los puentes y durante las vacaciones”. Allí entrena en el Valdemoro Ice Team, un club que le ha brindado la oportunidad de potenciar todo su talento y desarrollar las habilidades técnicas del patinaje. Entre el equipo de profesionales que la acompañan en sus entrenamientos están dos figuras destacadas del patinaje español como son Laura Fernández y Celia Robledo. Precisamente con Celia compartió pista el pasado martes 31 de diciembre, durante la ya tradicional exhibición de patinaje que acoge la pista de Gijón cada Nochevieja. Irina realizó un precioso número acompasado por la canción “Prometo”, de Pablo Alborán, en la que hizo gala de todo su talento. Saltos, incluyendo un Axel, piruetas de todas las clases, con cambio de pie y diferentes variaciones, y un sinfín de movimientos que encandilaron al público. Esas mismas habilidades son las que demuestra cada día sobre el hielo de la pista gijonesa, con la dificultad añadida de realizarlas entre los numerosos aficionados al patinaje que cada jornada se dan cita allí. Ésta es solo su segunda temporada formando parte del Valdemoro Ice Team, pero su afán de superación y la pasión por el patinaje la han llevado incluso a participar en alguna competición. “El año pasado ya competí, pero fue a nivel regional solo”, explica Irina. La joven participó en la Liga Madrileña de Patinaje Artístico, en la categoría cadete, destacando su tercer puesto en el Open de Valdemoro. Con la dedicación y la ilusión que le pone en cada sesión sobre el hielo, quizá no tardemos en ver a Irina Ríos compitiendo a un nivel superior. Tal vez dentro de unos años haya una patinadora asturiana representando a España internacionalmente. Quizá incluso exista una pista de hielo fija en Asturias para entonces. Lo que es seguro es que Irina seguirá disfrutando del patinaje y haciendo disfrutar a quiénes la vean en acción, demostrando que los sueños se pueden cumplir, por muy lejanos que un día pudieran parecer. Fotos y texto: Andrea Fernández (@AndreaF1992)
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Entrevista a Sara Hurtado y Kirill Khaliavin: “Patinar un programa del que puedas estar orgulloso supone una recompensa. A veces sentirte bien con tu patinaje es un premio mayor que conseguir una medalla”. 21 de diciembre, 2019 Sara Hurtado y Kirill Khaliavin compitieron este pasado fin de semana en su cuarto Campeonato de España como equipo y se llevaron la medalla de plata de San Sebastián, la segunda que logran en los nacionales tras el subcampeonato de 2017. Pero antes de que empezara la competición, la pareja española se sentó a charlar con Kiss & Cry, compartiendo, durante casi una hora, su pasión por el patinaje, su experiencia, sus metas y sus sueños. La conversación transcurre en una divertida combinación de inglés y español. Sara ejerce de traductora cuando es necesario y Kirill se maneja en inglés, aunque reconoce que cada vez comprende mejor el español y hasta se anima con algunas palabras. El Palacio de Hielo Txuri-Urdin, situado justo enfrente del estadio de la Real Sociedad, está a punto para el inicio del Campeonato de España. Es jueves por la tarde. Varios patinadores de la categoría junior masculina realizan sobre el hielo el entrenamiento. Hace frío, pero ellos no lo sienten. La actividad se puede seguir desde la cafetería de la pista, donde no se percibe la baja temperatura, pero sí se pueden sentir los rugidos de las cuchillas y la música. Sara Hurtado y Kirill Khaliavin ya han completado su entrenamiento y han tenido la primera toma de contacto con la pista en la que desplegarán sus programas durante la competición. Cuando les ves danzar en las grandes pruebas a través de la televisión, percibes la conexión que hay entre ambos, disfrutas con la suavidad de su deslizamiento sobre el hielo, sonríes con la dulzura de su “Hello, Dolly” en la Danza Rítmica y sientes como algo se mueve en tu interior con su interpretación flamenca en la Danza Libre. Sin embargo, no es hasta que los tienes sentados frente a ti, conversando con total naturalidad, que descubres el gran grado de complicidad. Parece que les basta una mirada para entenderse y saber lo que está pensando el otro. Hasta se completan las frases. Y, según va avanzando la conversación, entiendes el porqué de ese vínculo. Sara es todo ilusión y corazón. Responde a cada pregunta con convicción, con el brillo en la mirada propio de quien ama lo que hace. Kirill es más reflexivo, más calmado, pero cuando habla deja traslucir también toda su pasión por aquello a lo que se está refiriendo. Sea la danza o la última novela que le ha conmovido. Y los dos demuestran, dentro y fuera del hielo, que la motivación por ser mejores cada día y por conseguir cada una de sus metas es el mejor motor para seguir cosechando éxitos. Y es entonces cuándo comprendes el secreto de una de las disciplinas más bonitas del patinaje, que es la danza. Y es que parejas técnicamente buenas, hay muchas, como también hay duetos que interpretan las melodías a las mil maravillas. Pero lo difícil es crear una perfecta comunión entre ambas, llegar hasta el alma con la historia que estás narrando sobre el hielo hasta el punto de quedarte al borde las lágrimas, hacerle creer a alguien que observa el programa desde el otro lado de la pista que la magia (del patinaje) existe. Y eso es lo que logran Sara Hurtado y Kirill Khaliavin. Una pregunta “fácil” para comenzar. ¿Está viviendo la danza sobre hielo española su mejor momento? Sara: Pues espero que no, espero que viva muchos momentos mejores. Sí es cierto que a este nivel no ha estado antes, pero espero que solo sea para ir cada vez a mejor. Kirill: Si hablamos del período de tiempo, sí. Pero si nos referimos al estado de la danza sobre hielo en España, es diferente porque no hay tantas parejas patinando aquí. Sara: Patinando en España, claro. Estamos todos fuera. Eso sí que es verdad. En lo relativo al nivel de parejas que hay, es muy bueno. Kirill: Las parejas españolas de danza son muy buenas. En cuanto al nivel de la danza española, es un poco diferente. Sara: Todavía es pequeño. Pero va creciendo. Este año, de hecho, ha habido un total de siete parejas de danza compitiendo en el Campeonato de España, en cuatro categorías diferentes. Sara: ¿Siete parejas? Es increíble. Kirill: En los últimos cuatro años apenas éramos… Sara: Solamente tres o cuatro parejas, sí. ¿Es una señal de que los éxitos que estáis logrando en la categoría senior empiezan a tener su efecto aquí en España? Sara: Comienzan a servir de referente para el resto de patinadores que empiezan como individuales y prueban esa disciplina y ven que hay algo más allá de los saltos. Y lo prueban, les gusta y quieren seguir. Pero, como decía Kirill, lo suyo sería que hubiese más entrenadores y más condiciones para favorecer el crecimiento de esta disciplina. Sara, tú tuviste que pelear en su día para que la danza tuviera su hueco en España. ¿Qué sientes al ver que ahora tiene continuidad? Sara: Alucino. Y me hace muy feliz ver que no empieza y acaba solo en una pareja, que hay seguimiento y que no va a ser el fin de la historia. Y en el fondo es por lo que empezamos todo. Empiezas con ilusión, pero si esa ilusión puede continuar y se puede contagiar a otras personas, mejor. ¿Qué supone para vosotros venir al Campeonato de España tras haber sumado otra medalla en una prueba de Grand Prix? Sara: Una competición más en la que seguir mejorando y dar lo mejor de nosotros mismos. En el fondo nos tomamos cada competición como algo independiente. Empiezas la temporada, llegas a la primera competición, aprendes y vas a la siguiente. De cada competición sacas algo, pero afrontas la siguiente como una nueva. ¿Subirse al podio de una competición con un nivel tan alto como es el Grand Prix es una justa recompensa a todo el trabajo que hacéis antes, durante y después de cada competición? Kirill: Cada medalla, cada podio, cada posición que logras, cada mejor nota de la temporada, cada récord personal supone una recompensa al trabajo que hacemos. No solo el hecho de ganar una medalla. A veces, incluso, simplemente el hecho de patinar un programa del que puedas estar orgulloso supone una recompensa. A veces es un premio mejor… Sara: Sentirte bien con tu patinaje que conseguir una medalla. Cada medalla tiene, además, un premio económico. ¿Es algo simbólico o realmente os ayuda? Sara: Ayuda muchísimo. Comparado con otros deportes, es algo bastante ridículo en cuanto a cantidad. Sin embargo, para nosotros cada premio cuenta y cada premio suma. Todavía dependiendo de las becas y de ese tipo de apoyo extraordinario que nunca sabes si lo vas a tener 100% o no, pues conseguir este tipo de premios internacionalmente sí que ayuda y se nota. Esta temporada habéis firmado vuestras mejores marcas personales en el Nepela Memorial y el Ice Star de Minsk. Pero, a nivel de sensaciones, ¿cuál creéis que ha sido vuestra mejor actuación? Kirill: La última… Sara: Rusia, sí. Claro. Empiezas la temporada y vas a la primera competición sin ninguna expectativa, pruebas el programa a ver cómo te sientes. Y de ahí ya ves todo lo que tienes que adaptar, cambiar, mejorar, etcétera. Le das otra vuelta. Y la segunda competición es como para reafirmar lo que ha ido bien o lo que ha ido mal. Y ahí vas mejorando. Y en Moscú ya nos sentimos mucho más sólidos y es lo que buscas para llegar al Europeo y al Mundial fino. Cuando comienza la competición, la gente ve solamente el resultado final de un sinfín de horas de trabajo y de muchos meses desarrollando cada programa, pero, ¿cómo empieza el proceso de creación? Sara: (Suspira). Comienza en tu cabeza cuando estás escuchando una música y te toca algo por dentro. Empieza todo en la cabeza. De repente escuchas algo que te despierta una emoción y dices “uy, quiero patinar esto”. Porque quieres contar una historia o quieres hacer sentir algo a otra persona o incluso sentirlo tú mismo y compartirlo con el resto. De ahí ves si es la temporada adecuada para hacerlo, si has hecho anteriormente algo parecido o no, que te hayas sentido bien en ese estilo o no. Luego solemos buscar si queremos trabajar con algún coreógrafo, le presentamos la idea, cuadramos calendarios. Luego sale la normativa nueva con todas las normas, que eso es lo más complicado: encontrar el equilibro perfecto entre creatividad y elementos técnicos. El nivel técnico y el creativo. Hay muchas veces que no es muy productivo poner mucha prioridad en uno porque el otro se ve dañado. Ése equilibrio, para conseguir programas potentes, es lo que necesitas. Y es muy difícil. Parece fácil, pero es verdaderamente complicado. ¿Tenéis algún tipo de manual de instrucciones que os diga qué elementos se pueden incorporar, cuáles están prohibidos, qué requisitos tiene cada uno? Sara: Hay un enorme manual en la ISU con cada requisito, cada nivel. Te lo explica todo: la musicalidad de elemento tiene que ser tal, en el elevado hay que mantener la posición durante tres segundos,… Está todo diseñado y así sabes que todo el mundo se guía por el mismo “manual”. Entre esos requisitos está la duración máxima permitida de un elevado y excederse en ella implica un punto de penalización. ¿Contáis los segundos que dura cada uno durante un programa? Sara: (Señala a Kirill). Él cuenta “mississippis”. Tienes que contar exactamente tres segundos en la posición y en total siete. Desde que yo separo la cuchilla del hielo y hasta que la vuelvo a poner. Y es una mano humana la que lo cuenta. Hay un poquito de margen, pero muy poco. Tienes que estar contando. Y las vueltas. Y todo. Y Kirill va contando. Es una calculadora humana. ¿Cómo surgió la inspiración para vuestros dos programas de competición de esta temporada? Sara: En la danza rítmica fue el propio ritmo. Comenzamos a buscar musicales y a ver qué encontrábamos que encajara mejor en nuestro estilo. Y vimos que esta (Hello, Dolly) era muy alegre, muy jovial y bonita. Veníamos además de un tango que era como más dramático, nos apetecía hacer algo diferente para el programa corto y pensamos que era un buen ritmo que elegir. Y para el programa largo empezamos con otra idea diferente. Queríamos hacer un tributo a Almodóvar con una de las canciones que tiene Miguel Poveda. Pero en el hielo no sonaba bien. Además teníamos que editarla porque necesitábamos un bit audible. En danza nos obligan a que haya un ritmo detrás de la música, no puedes elegir una música que es solo melodía. Ésa era solo melodía, la teníamos que editar, al editarla perdía lo bonito, sonaba como muy orquestada. Entonces empecé a buscar cosas para mezclarla y encontré la de Dorantes y tiramos por otra idea completamente diferente que sí que hizo “click”. De repente hace “click”. Tienes un objetivo, pero acabas en otro porque te lleva. Lo vas probando, lo escuchas en el hielo, pruebas elementos a ese ritmo y ves si es patinable o no. Hay canciones muy bonitas, pero no son patinables. Y luego lo compartimos todo con Antonio (Najarro). Porque ya desde el principio, con la idea del programa de Almodóvar, queríamos que Antonio lo hiciera. Queríamos algo español, pero no súper típico. Algo como coreografía contemporánea, diferente, mucho más moderno. Y a Antonio le gustó mucho la idea e hizo también el proceso de la música con nosotros. Yo le iba mandando versiones. Versión número 300, “ay, esta me gusta”. Es un trabajo en equipo y es muy bonito porque es cuando tu mente está fuera de la presión. Sí tienes esa presión de que quieres el programa maravilloso pero no tienes que ejecutarlo mañana, entonces tienes esa libertad para dejarte ir y ver qué es lo que el cuerpo te pide y explorar. ¿Y cómo ha sido trabajar con todo un maestro como Antonio Najarro? Sara: Que te cuente Kirill. Kirill: Genial. Sara: Es realmente inspirador. La forma en que escucha la música… Kirill: La cuestión es cómo trabaja. Trabaja muy bien. Sara: ¿Quieres saber por qué él piensa que es tan bueno? Kirill: Pienso que Antonio tiene dos cualidades que le hacen ser quien es: talento y una dilatada experiencia profesional. La cantidad de trabajo que ha realizado. Es como jugar al tenis, que estás repitiendo el mismo movimiento un millón de veces para sacar todo el talento. Lo mismo sucede con Antonio, con la danza. A través de la pasión, y de todo el talento que él tiene, empiezas a ser él. Sara: Saca lo mejor de ti. Él es tan bueno que te contagias de toda su energía. El flamenco y el patinaje han unido sus caminos desde hace mucho tiempo. ¿Por qué creéis que es un estilo que cala tanto en el hielo? Sara: Creo que es el flamenco en general, no solo ocurre en el patinaje. Pienso que tiene algo muy especial que hace a la gente disfrutar. Kirill: En cualquier tipo de danza hay muchas interpretaciones flamencas. Una buena danza debe ser buena, el buen flamenco debe ser bueno. Es muy emocional y, si está bien hecho, va a quedar muy bien. Igual que un buen blues será bueno, o un buen vals. Sara: Pero como danza tradicional, no hay muchos tipos de danza que se patinen con tanta frecuencia. Kirill: Quizá es porque tiene un aire muy serio. Por ejemplo, creo que para hacer un programa con música irlandesa realmente lo tienes que patinar muy bien. En toda mi vida, solamente recuerdo un par de actuaciones irlandesas potentes: la de Jason Brown y la de Sinead Kerr y John Kerr. No recuerdo ninguna más ahora mismo. Pero la danza irlandesa es más alegre y en cambio el flamenco es más serio, más… Sara: ¿Maduro, quizás? Kirill: Sí. Cuando estuvimos en el concierto de Sara Baras, al final ella le pidió a los músicos que se acercaran e hicieran algo improvisado con la música. Y lo hicieron muy bien pese a no ser bailares profesionales. Es algo que haces desde el corazón. Es pasión, una gran pasión, y luego le unes la técnica. No es fácil. Cuando los espectadores seguimos las grandes competiciones a través de la televisión tenemos un marcador, una guía, que nos va informando a cada paso de los niveles que lográis en cada elemento y de la evolución de las puntuaciones. ¿Cómo medís vosotros en tiempo real si el programa está saliendo como queréis? Kirill: Puedes predecirlo, pero nunca lo puedes saber con certeza. A lo mejor en tu cabeza tienes una idea aproximada, pero es imposible conocer la puntuación total en el apartado técnico, si todas las vueltas están correctas, si todos los pasos de las secuencias de pasos están perfectas. En tu cabeza tienes todos los puntos, pero siempre dependerá de lo bien que lo hagas y de lo preciso que te hayan visto hacerlo. Evidentemente, las sensaciones las tienes. ¿Habláis durante el programa? Sara: A veces, sí. Si vamos muy rápido, o vamos muy lento. A veces sí que hablamos. Las sensaciones de los seis minutos de calentamiento, ¿hasta qué punto son determinantes para el programa? Sara: Determinantes diría yo que no, pero sí que ayudan. En Bratislava, durante el calentamiento, nos chocamos con la pareja finlandesa. Yo le clavé la cuchilla al pobre chaval en la espalda. Fue tremendo. Un calentamiento de esos que dices “¡socorro!” porque de repente te entra el miedo de que te has chocado con alguien muy muy fuerte. Yo me torcí el dedo gordo y ni me di cuenta porque tienes tal estado de adrenalina que ni sientes, ni padeces. Entonces ese warm-up es más para entrar en calor, para sentir el hielo y meter tu cuerpo en situación. Pero nunca sabes lo que puede pasar. Sara, has tenido la oportunidad de trabajar en dos de las escuelas de danza más prestigiosas: la de Marie-France Dubreuil y su equipo en Montreal y ahora con Alexander Zhulin en Moscú. ¿Qué diferencias hay entre una escuela y otra? Sara: Técnicamente sí que hay diferencias, porque la técnica rusa es distinta. Pero también es difícil de comparar porque mi equipo es diferente y las necesidades que tenemos Kirill y yo son muy diferentes a las que teníamos Adri y yo. El buen entrenador es el que sabe sacar lo mejor de cualquier pareja. Venga de donde venga. Y Sasha ha tenido esa visión de juntarnos a dos personas de mundos completamente diferentes y saber ponernos en el mismo camino y en la misma dirección. Las diferencias más claras son las relativas a las técnicas, pero en el fondo el trabajo en sí, una vez que ya estás ahí arriba, es el mismo. Hay veces que la gente me pregunta “¿y los entrenadores en Rusia no son muy duros?” y yo pensando “pues igual de duros que eran en Canadá”. Si quieres ser el mejor del mundo, un entrenador suavecito no lo va a sacar. ¿Se lleva mejor el frío de Moscú o el de Montreal? El de Moscú, porque vuelvo más a menudo a casa. Es que el frío… Ya llega un punto en el que, cuando bajas de los -10 grados, ya es un frío terrorífico y ya es que te da igual. Lo que echo de menos es la luz. En Moscú, además, como no tengo esa gran diferencia horaria, hablo con mis padres más, por Skype o por lo que sea, y no me siento tan lejos como cuando estaba en Canadá, que tenía que hacer un horario para poder hablar con ellos. Ellos se quedaban hasta las tantas despiertos y yo me despertaba pronto o llegaba pronto a casa y era un lío grande. Sé que os gusta soñar en grande. ¿Soñáis con un podio europeo? Sara: Sí. Kirill: Sueño con que cuando vayamos al Campeonato de Europa hagamos una actuación tan tan buena que nos merezcamos el podio. Con eso sueño. Sara: Yo también. Kirill: Que los jueces no tengan ninguna duda de que tenemos que estar en el podio. Restan todavía dos años para los Juegos Olímpicos de Pekín pero, ¿es vuestra meta repetir experiencia olímpica? Sara: Sí, por supuesto. Pero ahora mismo está lejos. Quedan dos años y son dos años muy intensos. Por supuesto, la meta olímpica está ahí. No tengo ninguna duda sobre ello. Pero es mejor enfocar la mirada solamente en lo está justo delante de ti. En la danza sobre hielo sí resulta común ver a equipos que viven tres o más Juegos Olímpicos, pero en las categorías individuales es más complicado. ¿Por qué tiene esa longevidad la danza? Sara: Porque el cuerpo aguanta más. La danza tiene menos impacto. No necesitas tanta potencia como en el patinaje individual, que tienes que saltar y para conseguir hacer un cuádruple te tienes que caer tropecientas veces y eso el cuerpo lo nota. Lo nota muchísimo. Nuestro cuerpo también sufre, pero de otra manera, es más de sobrecargas o de roturas de fibras, las rodillas se resienten, la zona de las lumbares. Es otro tipo de machaque al que sometemos al cuerpo, pero toquemos madera con que nos permita llegar más lejos. ¿También influye el hecho de que en la danza, habitualmente, cuanto mayor es la experiencia, mejores suelen ser las parejas? Sara: En la danza sobre hielo tienes que ser súper consistente, crearte un nombre y eso requiere muchos años. Además tienes que generar una complicidad entre dos personas. Por lo tanto, cuantos más años lleves patinando con una misma pareja, mejor. Además del físico, también hay un desgaste a nivel mental. ¿Cuál es vuestra motivación para seguir trabajando cada día con la misma ilusión? Kirill: La motivación es la misma en ambas facetas, la física y la mental. Queremos ser mejores. Sabemos que podemos ser mejores. Trabajamos para ser mejores. Puede parecer difícil, pero cuando eres un deportista a tiempo completo sabes que eres posibilidades, eres el nivel al que puedes llegar, así que cada día intentas estar un poco más cerca de ese nivel. Sara: Intentamos ser la mejor versión de nosotros. Kirill: De esta forma, el día de mañana, cuando te hayas retirado de la competición, podrás echar la vista atrás y ver tus últimas competiciones y decir que era exactamente lo que querías ser desde que eras un niño, un adolescente, un adulto de 30 años. Y decir que seguiste el camino correcto para conseguirlo. El patinaje español ha crecido mucho, y lo sigue haciendo. Y en ese desarrollo tiene mucho que ver Javier Fernández. ¿Cómo se vive el primer año oficial sin él en la competición? Sara: Se le echa de menos. Es que lo que ha hecho Javi es indescriptible. Y vas a las competiciones internacionales, vas a la Rostelecom Cup y estás como esperando a que la gente venga a ver a Javi. Ves banderas españolas en la grada y, hasta hace muy poco, eran porque la mayoría de la gente venía a ver Javi. Ahora esas banderas se siguen manteniendo ahí y es porque vienen a vernos a nosotros. Es una responsabilidad enorme y también un orgullo el poder continuar ese legado que nos ha dejado Javi con sus éxitos. Aunque Javi se haya retirado, sigue haciendo disfrutar al público con su show Revolution on Ice. Vosotros lo habéis vivido desde dentro. ¿Qué supone para el patinaje español tener un espectáculo así? Sara: Un antes y un después. Para mí, estar en Madrid un 29 de diciembre, en un Vistalegre lleno hasta la bandera, pero lleno lleno que ahí no cabía ni un alfiler, hacer el opening y ver a la gente de pie, se me ponía la piel de gallina. Hacías cualquier movimiento y la gente se volcaba a aplaudir. De repente se hacía el silencio y entraba Javi y se quedaba en el centro de la pista. Bono de U2. Tal cual. Yo aluciné y pensé: “Esto es la revolución”. Tener Vistalegre petadísimo, con toda esta gente que ha movido Revolution, que ha llegado ahí a ver un espectáculo y que se está dejando la voz, ya desde el principio. Porque hay veces en que notas como un show al principio está más frío y luego va cogiendo ritmo porque lo que ven les está gustando. Y aquí ya desde el primer instante la gente venía predispuesta a pasárselo bien y a disfrutar. Entonces Revolution on Ice enseña una faceta del patinaje que también es muy potente que es la del show. No es solo deporte, no es solo competición, no son solo medallas. Es entretenimiento, es arte, es una pasada. La persona tras del patinador Queremos conocer un poco más los gustos de Sara y Kirill, para saber qué hay detrás de los patinadores, de los deportistas. Así que iniciamos una ronda de preguntas rápidas: Kirill, ¿cuál es tu comida española favorita? Kirill: Gazpacho, probablemente… No, rabo de toro. Ése es mi plato favorito. Sara: Pero lo ha probado todo y le gusta todo. Sara, ¿y el plato ruso que más te ha gustado? Sara: Khinkali, pero no es exactamente ruso, es del Cáucaso. Kirill: Pero en Siberia hay un plato parecido. Sara: Es como un ravioli que rellenan con carne o verdura, como si rellenaras un ravioli con cocido. Y lo comes con las manos y es como sopa y es calentito y está súper bueno. ¿Y el alimento que más añoras cuando estás en Moscú? Sara: Los melocotones. Se pueden comprar allí, los encuentro. Pero no saben igual. La fruta, cómo huele aquí, el tamaño que tienen, el sabor, el zumo de la fruta… Cuando muerdes un melocotón y es todo zumo, eso lo echo de menos. ¿Cuál es vuestro elemento favorito de la danza? Sara: ¡¡Twizzles!! (risas). ¿Y el tuyo, Kirill? Kirill: También. Es divertido. Sara: A él le gustan muchísimo. Yo lo digo de broma porque a veces se me cruzan un poco. Pero a él le gustan de verdad. ¿Y el elemento que más dolores de cabeza os da? Sara: En general, no hay ninguno especialmente. Bueno, los twizzles. Es una relación de amor-odio con ellos. Cada elemento tiene sus dificultades, quizá los más complicados sean los patrones de la danza rítmica. Cada año son nuevos, a veces los keypoints son un pelín exagerados de ejecutar. Hay veces que las hacen más complicadas por los puntos clave que tenemos que ejecutar para conseguir el nivel. ¿Cuál es el ritmo más divertido que habéis patinado? Kirill: Me gusta el de este año. Sara: A mí también, es verdad. Kirill: Cuando lo patinamos, realmente lo disfruto. ¿Una canción que siempre hayáis querido patinar? Sara: ¡Tengo una playlist entera! ¿Una sola? Es que no puedo elegir. Tengo muchas. Así en frío… Kirill: Muchísimas… Sara: Te podría decir por artistas, pero ya hemos patinado Rosalía, que la adoro, ya hemos patinado El Quijote, que me parece uno de los ballets más bonitos que hay. Lo que he patinado ya me gusta mucho, pero no hay suficientes años para la lista de canciones que tengo. Una en particular, no sé escoger. Será la Danza Libre del año que viene. ¿Alguna manía o ritual pre-competición? Kirill: Un buen calentamiento. Sara: Sí, calentar bien, asegurarse de que todo está en su lugar y listo. ¿Un libro que os haya marcado? Sara: Me gustó mucho Open, de André Agassi. Y hace muy poco me acabé la primera parte de La Muerte del Comendador, de Murakami, que pensaba “tengo que llegar ya a Madrid y comprarme la segunda” porque me ha gustado muchísimo. Depende del momento también, porque creo que cada libro tiene su momento. Hay algunos que los lees y no sientes nada, pero los vuelves a leer dos años después y dices “¡Ostras! Esto significada esto y yo no lo estaba entendiendo”. También me gustó mucho Patria, es una novela brutal. Y él también lee muchísimo… Kirill: Realmente me gustan los libros clásicos. Hace un par de meses terminé Por quién doblan las campanas, de Hemingway. Lo más curioso es que lo escogí casi por casualidad. Habla acerca de la Guerra Civil en España, antes de la Segunda Guerra Mundial. El personaje principal es un guerrillero americano, a las órdenes de un soldado soviético, que tuvo una conversación con Hemingway cuando éste estuvo en España durante la Guerra Civil. Y él le inspiró a escribir este libro. Y el libro, para mí, para un extranjero en general, contiene un montón de referencias a España como país y de los españoles. Es muy ilustrativo. Es todo un retrato y realmente lo disfruté. Sara: ¡Qué chulo! Kirill: Desconozco si es así oficialmente, pero pienso que es uno de los mejores libros en el mundo. Sara: Me recuerda a cuando yo leí un libro sobre un periodista español que se trasladó a trabajar a Rusia y explica sus experiencias con la gente rusa. Te hace entender mejor dónde estás desde el punto de vista de alguien de tu misma cultura. ¿Una película que no os canséis de ver? Sara: La Princesa Mononoke. Es la primera que se me ha venido a la cabeza. Kirill: Te diría que Matrix es la que más veces he visto. Sin embargo, mi mujer está viendo siempre Harry Potter. Las ocho películas. Había veces en que volvía a casa del entrenamiento y ella estaba viendo Harry Potter. Cada día estaba viendo una distinta. Y en cuanto terminaba, volvía a empezar. ¿Un patinador o pareja que os inspirara cuando empezasteis a patinar? Sara: A mí siempre me ha gustado Stéphane Lambiel como individual. Como pareja de danza, yo no sabía lo que era la danza. La descubrí por Marina Anissina y Gwendal Peizerat. Luego empiezas a investigar y ves que hay parejas como los hermanos Duchesnay que eran unos avanzados a su tiempo. Programas que hicieron ellos el siglo pasado y que son súper complicados y complejos de ejecutar hoy en día. También nuestro entrenador, Sasha Zhulin. Kirill: En cada generación hay muchos patinadores que inspiran. La lista es grande. Y muchas veces no es el patinador o la pareja, sino un programa. Y también ha habido parejas que han creado obras de arte y que te gustaba todo lo que hacían. Piezas que realmente inspiraban. Entonces la lista es muy larga. ¿Y de los que están en activo? Kirill: Nosotros. Sara: Nos inspiramos a nosotros mismos cada día (risas). Kirill: Ahora hay un montón de buenas parejas. Sara: El nivel que ha cogido la danza ahora mismo es una pasada. Y hay muy buenos programas. Kirill: Pero a mí lo que realmente me inspira ahora es cuando nos grabamos en los entrenamientos y veo de lo que somos capaces. Y cuando estamos ofreciendo lo mejor de nosotros mismos. Es lo que verdaderamente me inspira. Sara: Y te ves y dices, “¿esa soy yo?” (risas). ¿Un programa en concreto que os haya dejado boquiabiertos? Sara: Yo lloraba como una magdalena con Javi en Pyeongchang, con el “reach the unreachable star” del final de su programa libre. No lo podía evitar, ya estaba en el quinto cielo. En los Juegos Olímpicos fue brutal ver el patinaje en directo y hubo muchos programas extraordinarios. El de Gabriella y Guillaume, por ejemplo. O el “Bolero” de Carolina Kostner en Sochi. Kirill: Javi en los Juegos Olímpicos. Pero los Juegos son un momento especial. Es muy especial cuando estás apoyando a alguien allí y deseas para esa persona lo mejor. Es muy especial. Sara: También hay patinadores que disfrutas viendo, al margen de un programa concreto. A mí me encanta Shoma Uno, por ejemplo. Kirill: En los Juegos Olímpicos lo hizo muy bien, pero creo que tuvo alguna caída. Y cuando ves a los patinadores individuales y hay algún error en los saltos, sientes… Sara: Como si se rompiera el ritmo del programa. Kirill: Al final los programas que más vemos en directo son los de danza. Sara: Sí, por horarios y demás. Kirill: Para mí, en los últimos Juegos Olímpicos la danza libre de Gabriella Papadakis y Guillaume Cizeron fue espectacular. Aunque no ganaran. Además no la vimos en primera línea, sino desde arriba. Y desde una altura superior la forma en que lo percibes cambia. Los movimientos hacen más pequeños a los patinadores. También el año pasado en el Mundial estábamos sentados más arriba. Sara: En los team seats, que siempre están más alejados. Kirill: No es sencillo impresionar desde esa distancia. Y ellos estuvieron enormes. Literal y metafóricamente. Llenaron el área completa, capturaron toda la atención y se llevaron una ovación cerrada. La última pregunta. ¿Un país o ciudad que os haya cautivado? Sara: A mí Tokio me ha gustado mucho. San Francisco, también. Pero es que me puede España. Kirill: A mí me encanta España. Sara: Y ha visto un montón. Kirill: Y no es porque yo represente a España y tenga la nacionalidad, verdaderamente me apasiona. Y cada sitio que visito en España, me gusta. Esté en el Sur, en el Norte, el Este, Oeste. Sara: Ha estado hasta en Tenerife, que yo no he ido nunca. Ha estado en Málaga, Valencia,… Kirill: Mallorca, Barcelona, Madrid. En la mayoría de los sitios, de vacaciones. Sara: Bueno, Jaca, Vielha, Logroño… Kirill: Y quiero visitar Bilbao, Sevilla, Cádiz. Creo que Cádiz es la ciudad más antigua o el puerto más antiguo de Europa. Sara: Si es que sabe más que yo. Y se estudia la historia y le gusta. Yo aprendo más de mi cultura muchas veces por todo lo que él se informa. Kirill: (observando la pantalla del móvil) Sí. Cádiz fue construida mil años antes de la era común y es la más antigua del continente. Con un nuevo dato aprendido acerca de la historia española, finaliza la entrevista. Durante los casi sesenta minutos que ha durado la conversación ninguno ha mirado impaciente el reloj o ha tratado de responder rápidamente a las preguntas. Han puesto el cariño y las ganas en cada cuestión, en cada tema. Y sigues entendiendo porqué el patinaje es un deporte tan especial. Quizá no mueva millones como el fútbol, ni congregue a millones de personas en torno a la pantalla de un televisor. Pero la huella que dejan sus deportistas, las creaciones que con tanto cariño y esfuerzo presentan cada temporada y los éxitos, sean mayores o menores, que cosechan, es permanente. Entrevista y fotografías de Andrea Fernández (@AndreaF1992) Harshita Rawtani conquered the crowd in Lake Placid with her enthusiasm and love for the figure skating, a sport that is not very developed in India. Althought her country is poorly equipped for figure skating, she puts all her heart to practise it, proving there is no impossible dreams if you have determination and passion. "Everyone can rise above their circumstances and achieve success if they are dedicated to and passionate about what they do". Nelson Mandela. September 3rd, 2019 The second event of the ISU Junior Grand Prix Series, which took place in Lake Placid, brought us a lot of memorable moments like the landmark achieved by Alysa Liu. What's more, it was also a competition where a young indian girl proved that the passion and the effort can also be a victory even if you don't win. And passion is precisely what Harshita Rawtani showed in Lake Placid. Born in India, a country whose flag rarely waves at the major competitions of figure skating, the young skater won the affection and the suppport of the crowd thanks to her encouragement and enthusiasm on the ice. It didn't matter that she finished in the last place in the ladies and ice dance competition (where she skated with Vansh Bhatia) or that her scores were less than the other skaters marks. Harshita gave her best along her programs, feeling the music and moving accordingly to it. The 13-year-old skater proved that is not required perfect technical or artistic skills to captivate when the passion is your motor. Harshita made last week her debut in an international competition of the ISU (International Skating Union). The crowd of Lake Placid witnessed last Friday her self-confidence and eagerness when she started to skate at her first Junior Grand Prix competition. Skating to "Better when I'm dancin'", by Meghan Trainor, the 13-year-old skater knew how to reflect the music with a beautiful choreograhy and a constant smile. At the technical level she executed a single Axel, a single loop and the combination single flip-single toe. None of the jumps got credit as double jumps are requiered in Junior category for the short program but she managed base level for the step sequence and the camel spin. Her mistakes or her score didn't disrupt her spirit and she left the ice while the crowd gave her a round applause. Overcoming the starting nervousness, Harshita skated with more serenity and freedom in the free segment and her movements were less stiff. Skating to "I'm alive", by Celine Dion, Harshita had the audience in her pocket right out of the gate. Propelled for their applause she delivered a dynamic routine where the detailed choreography and her expressivity were again on the spotlight. The skater from Nashik made every effort along the program to complete each element. She produced two single Axel, a single loop, a double Salchow and the combination double flip-double loop. However the three double jumps were downgraded by the judges. Her fly combo spin and the sit spin merited a level one as the step sequence and the camel spin received a base level. One more time, the crowd cheered her up, rewarding her effort, determination and passion on the ice. Harshita Rawtani also competed in the Ice Dance event with Vansh Bhatia. He had also planned to compete in the Men's event but withdraw from it before the short program. "I skate to express, not to impress" Ted Barton talked to Harshita Rawtani after the competition in Lake Placid during an interview for the ISU channel on Youtube. The young skater brought a phrase to remember: "I skate to express, not to impress. It's my passion". She also told she has felt "mesmerized and inspired" by all of the skaters she could see at the Junior Grand Prix event. She also talked about her trainings in India on ice and off ice. She also practises jazz and ballet and the ice rink where she trains is four times smaller than Lake Placid's. Harshita Rawtani was born in 2006 in Nashik, a city in the south of India that is 1268 kilometres away from New Delhi. By car, the journey takes almost 22 hours. A few years ago, Harshita moved to Noida with her family, in the center of India. From there to Gurugram, where she trains at the iSkate ice rink, there's a one and a half hour drive. She uses to train eight hours a week with her coach Simrita Sahney Sachdev as her sister Anusha Sahney is Harshita's choreographer. Figure skating runs in the family as their father is Mr. JS Sahney, a coach, judge and member of the Ice Skating Association of India. He also founded the Sahney Skating Academy. Figure skating in India Harshita Rawni is not the first skater from India who competes at the international level. Before her, other skaters as Iskita Kapoor, Hounsh Munski or Shreya Saha Dalal took part at the Junior Grand Prix events. Ami Parekh participated at the Four Continents in 2014 and Yoniko Eva Washington competed at the World Championship 2010. However Kapoor lived and trained in Moscow as the other four skaters did it in USA. In the Men's category, Amar Mehta was the first skater representing India at a Junior World Championship and Nikhil Pingle also took part at the Junior Grand Prix. Both had to move beyond their country borders to improve their skills and their resources to train. Despite India is dominated by a tropical and subtropical climate there are a few regions where the weather is colder. Gulmarg, in the north of the country, had its own ski resort and an outdoor ice rink. A little further south of Gulmarg, almost 600 kilometres, is Shimla. It could be considered the epicentre of the ice skating in India. The Ice Skating Club was foundated right there in 1920 and it was the first ice skating club of India and the first in the South East Asia. Shimla has the biggest outdoor ice rink of the country where each January takes place the famous Ice Skating Carnival. In addition to the outdoor rinks (there are two more in Leh and Ladakh), India has three major indoor ice rinks: an Olympic rink in Raipur, a little rink at Essel World themepark in Mumbai and the iSkate rink, in Gurugram. In spite of the fact that the first ice skating club was founded in the nearly 20's, figure skating needed many years more to develop. It was given an important boost in 2002 with the creation of the Ice Skating Association of India. At that time started also the National Championship of Figure Skating. Last weekend it took place in Gurugram the 16th National Championship where competed nearly 100 skaters from all over the country. Nowadays the number of Indian skaters who take part at the major figure skating events is yet a little short, but the passion and the enthusiasm they put when they're skating and the efforts of the Ice Skating Association will continue to contribute to the development of this sport in India. Andrea Fernández (@AndreaF1992)
Harshita Rawtani conquistó al público de Lake Placid con su entusiasmo y amor por el patinaje, una disciplina muy poco extendida en su país, India. Pese a contar con escasos medios e infraestructuras para desarrollar su pasión, la patinadora de 13 años demostró que no hay sueños imposibles si se tiene constancia y pasión. "Todos pueden superar sus circunstancias y alcanzar el éxito si tienen dedicación y pasión por lo que hacen". Nelson Mandela. 3 de septiembre, 2019 La segunda prueba del Grand Prix Junior, disputada en Lake Placid, dejó grandes momentos para el recuerdo y el hito histórico firmado por Alysa Liu. Pero fue también una competición en la que quedó de manifiesto que, con pasión y esfuerzo, también se pueden lograr triunfos. Y pasión es precisamente lo que demostró la jovencísima Harshita Rawtani. La patinadora de la India, un país cuya bandera no suele ondear en las competiciones de patinaje artístico, se ganó la simpatía del público con su desempeño y entusiasmo sobre el hielo. Poco importó que terminara en el último puesto de la categoría femenina y de danza, en la que compitió junto a Vansh Bhatia, o que sus puntuaciones fueran muy bajas en comparación con las de sus compañeras. Harshita dio lo mejor de sí misma, se dejó mecer por los acordes de la música y probó que no es necesaria una gran habilidad técnica o artística para cautivar si la pasión es tu motor principal. Harshita, de solo 13 años, debutó el pasado fin de semana en su primera prueba internacional del circuito oficial de la ISU (International Skating Union). La grada de Lake Placid fue testigo el viernes de su desparpajo a la hora de afrontar su puesta de largo en el Grand Prix Junior. Al ritmo de "Better when I'm dancin'", de Meghan Trainor, la patinadora de Nashik supo reflejar la música a través de una bonita coreografía y una sonrisa perenne. En el aspecto meramente técnico, Harshita realizó un Axel sencillo, un loop simple y la combinación flip-toe. Ninguno de los saltos recibió puntuación, dado que en el segmento corto se requiere que los saltos sean, como mínimo dobles. Tan solo la secuencia de pasos y la pirueta camel, valoradas de nivel base, puntuaron. Un hecho que no perturbó lo más mínimo el carácter afable de Harshita, ni impidió que el público le brindara un sonoro y caluroso aplauso. Superados los nervios del estreno, Harshita se mostró mucho más serena en el segmento libre y menos rígida en cada movimiento. Acompañada por "I'm alive", de Celine Dion, la joven patinadora se metió al público en el bolsillo desde el arranque e, impulsada por su aplauso, completó un rítmico programa en el que la coreografía y expresividad volvieron a ser el foco de atención. Harshita se esforzó al máximo en cada elemento, realizando dos Axel sencillos, un loop, un doble Salchow y la combinación doble flip-doble toe, si bien los tres saltos dobles serían degradados por el panel técnico. Tanto la pirueta combinada con entrada volada, como la pirueta baja fueron de nivel uno, mientras que la pirueta camel y la secuencia de pasos recibieron un nivel base. De nuevo, el público presente en Lake Placid se volcó con ella, premiando su afán, perseverancia y pasión. Harshita Rawtani también compitió en la modalidad de danza, acompañada por Vansh Bahtia. El patinador indio también figuraba entre los participantes de la categoría masculina, aunque finalmente solo compitió en la danza. "Patino para expresar, no para impresionar" Una vez concluida la competición en Lake Placid, Ted Barton entrevistó a Harshita Rawtani para el canal oficial de la ISU en Youtube, donde la joven patinadora dejó una frase para el recuerdo: "Yo patino para expresar, no para impresionar. Es mi pasión". Además de mostrar un altísimo nivel de inglés, Harshita reconoció que se había sentido "maravillada e inspirada" por todos los demás patinadores a los que había tenido la oportunidad de ver en directo y habló también sobre su día a día sobre el hielo y fuera de él. Practica jazz y ballet y entrena en una pista de hielo indoor cuya superficie es una cuarta parte del tamaño de la pista de Lake Placid. Nacida en Nashik, una localidad del sur de la India que se encuentra a 1268 kilómetros de la capital, Nueva Delhi, lo que equivale a casi veintidós horas de viaje en coche, Harshita se trasladó con su familia a Noida hace un par de años. Desde allí hasta Gurugram, donde se encuentra la pista donde entrena (iSkate), Harshita tiene algo más de una hora y media de viaje en coche. Entrena ocho horas a la semana a las órdenes de Simrita Sahney Sachdev, mientras que su hermana Anusha Sahney se encarga de coreografiar sus programas. El patinaje les viene de familia ya que su padre Mr. JS Sahney es entrenador, juez, miembro de la Ice Skating Asocciation of India y fundador de la Sahney Skating Academy. La realidad del patinaje artístico en India Harshita Rawni no es la primera patinadora procedente de la India que compite a nivel internacional. Antes que ella, patinadoras como Iskita Kapoor, Hounsh Munski o Shreya Saha Dalal participaron en las pruebas del Grand Prix Junior. Ami Parekh llegó a competir en el Cuatro Continentes en 2014 y Yoniko Eva Washington participó en el Campeonato del Mundo de 2010. Sin embargo, Kapoor vivía y entrenaba en Moscú, mientras que las demás lo hacían en Estados Unidos. Lo mismo ocurre en la categoría masculina, con patinadores como Amar Mehta (primer patinador que representó a India en un Campeonato del Mundo Junior) o Nikhil Pingle, que tuvieron que buscarse un lugar de entrenamiento lejos de su país de origen y con unas infraestructuras que en nada se asemejan a las de la India. Aunque en India predomina el clima tropical y subtropical, también existen regiones en las que impera un clima más frío. Es el caso de Gulmarg, que cuenta con una estación de esquí y una pista de hielo al aire libre. Un poco más al sur, a casi setecientos kilómetros de distancia, se halla Shimla, el que podría ser considerado el epicentro del patinaje sobre hielo. Allí se fundó, en 1920, el Shimla Ice Skating Club, el club más antiguo de la India y del sudeste asiático. Su pista de hielo natural es la más grande del país y alberga cada enero su famoso Carnaval sobre hielo. Además de las pistas exteriores (existen también otras dos en Leh y Ladakh), India cuenta con tres pistas de hielo interiores principales: una pista de dimensiones olímpicas en Raipur, una pequeña pista en el parque temático Essel World, en Mumbai, y la pista iSkate en Gurugram. Pese a la antigüedad del primer club de patinaje sobre hielo, la organización del deporte sobre hielo en la India no recibió su gran impulso hasta el año 2002 con la creación de la Ice Skating Association of India. Fue también por aquel entonces cuando se empezó a celebrar el Campeonato Nacional de Patinaje Artístico, que este pasado fin de semana disputó su decimosexta edición con la participación de cerca de un centenar de patinadores de todo el país. La lista de patinadores de la India en las grandes competiciones de patinaje artístico aún es reducida, pero no cabe duda de que la pasión e ilusión que depositan a la hora de practicar este deporte y el esfuerzo de la Ice Skating Asocciation permitirá que el patinaje artístico siga creciendo. Andrea Fernández (@AndreaF1992)
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